Comiendo con mi siempre amado amigo
Xavi salió a colación lo simple. “Perdona” se interrumpió así mismo en la conversación “Quise decir
sencillo”. Le sonreí. Me sonrió. Añadió: “Lo sencillo no es siempre simple. A veces es
bastante complicado de conseguir”.
Conseguir. Desear. Anhelar.
Atrapar. Las canciones más hermosas y conmovedoras son aquellas que
sencillamente te tocan el corazón o la parte inferior del vientre, donde nacen
las mariposas. “Give peace a chance” (Dad
una oportunidad a la paz) no puede ser más sencillo, pero, es obvio que no es
simple. Treinta años después de escrita siguen sin hacerlo. No le dan la
oportunidad. Las películas, los cuadros, las emociones, las personas, las
matemáticas, la gastronomía…. El dos y dos son cuatro. Si, pero no siempre. Si,
es verdad, pero cuando son solo cuatro y nada más (y nada menos) es una
autentica maravilla. En ese cuatro descansas. Confías. Te relajas. Disfrutas de
la neutralidad. Del ser y del estar. De que sea una roca. De la estabilidad. No
es a veces tres y otras cinco. No. En el sencillo sistema decimal, dos más dos
siempre serán cuatro. Sencillo y nada simple.
Conversábamos Xavi y yo, que
hacía casi un año que no lo hacíamos cara a cara en una cafetería cercana a
Paseo de Gracia, de este tremendo 2013 para cada uno de nosotros. Él ubicado en su India donde cada día se
despierta pensando ¿Qué pasará hoy? Yo
plantada en mi Gavá descubriendo en el pueblo nuevos rincones con flores lilas.
A mí me ha pasado que, con toda
la vorágine de acontecimientos soportados y provocados, ocurridos sin orden ni
concierto, a veces como auténticos maremotos, y otras como una perfecta calma
tras la tormenta de una manera que no podía ser otra y sino esa; me ha pasado,
pues, que lo sencillo ha sido el único nudo de desenlace. Lo complicado se me
atascaba. Lo farragoso se ponía cuesta arriba. Lo que era fuego, desbarataba.
Lo que brillaba como acero, dolía. Lo que se prometía oro, fue hojalata. Pero
al final, al descansar y cerrar los ojos, la madera resultó ser eso: Madera. Las
manzanas, manzanas y las peras, peras.
Una manzana es muy sencilla.
Crece en cualquier parte. De mil variedades y formas. En todos lados hay
manzanas. Las hay insípidas. Tontucias. Brillantes pero secas y sosas. Rojas
engañosas. Arenosas. Ácidas y cabronas. Pequeñas y mezquinas que no dan su zumo
a torcer. Pero, ay!, cuando una manzana te sale redonda…. Se te planta en el
bajo vientre, allá donde nacen las mariposas y quieres que sea eso, una
manzana. Que te refresca desde el primer mordisco. Y te sacia al acabarla. Y te
llena de agua.
Y cada bocado está más bueno que el anterior. Y te comes la piel
y las pepitas y hace falta. Y no se te clava en las encías. Y te hace clack en
la boca y en la cabeza. Y, lo mejor de una manzana, es que no va de piña tropical.
Una manzana es una manzana y encantada de la vida de servirte. No te la comas
con mucha ansia o te sentará mal. Pero, ahí no es la manzana. Ahí eres tú. El
tempo de lo sencillo, su deleite y paladeo no corresponde a la manzana.
Corresponde a quien la recibe. Siendo un regalo tan perfecto solo puedes actuar
de un modo. No lo compliques. No lo analices. Disfrútala. Mañana no tendrás
manzana. Habrá otras. Otras frutas. Mañana quizás ya no estés tú.
Be nice. Be easy. Don´t be simple (Se amable,
hazlo fácil, no seas simple). Feliz jueves de pecado.
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ResponderEliminarTe loviuuuuuuuu
Te love u more mi aguacate tropical :)
EliminarNo entiendo muy bien lo de las manzanas, pero me gusta mucho leerte. Tienes mucha suerte de tener tantos amigos que te sirven para tantas cosas.
ResponderEliminarLo de las manzanas, si te gusta ya es mucho. Entenderlo todo hace qué el misterio pierda su encanto. Y si, tengo una suerte tremenda con los amigos. No sé si me los merezco pero me sirven entre otras para no dejarme caer. Gracias por opinar.
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