La primera persona vegetariana lo
suficientemente cercana a mí como para que recuerde su nombre fue mi ex cuñada
Sheila. La conocí hace más de diez años y en aquel entonces España era
radicalmente tercermundista en el asunto vegetariano. No se sabía que había
distinciones entre unos y otros y, en general, se pensaba que era una opción
de salud y que si apartabas el trozo de pollo de la paella, el arroz te lo
podías comer y que además el calamar no es carne ¿no? ¿Pero tú no eras
vegetariana? ¿Por qué no te puedes comer el calamar que no es de carne?
Sheila era vegana. No comía ni
huevos, ni leche, ni sus derivados, yogures, mantequilla, nata, helados etc. En España
con una dieta así a finales de los materialistas 90 estabas bien jodido para
comer algo fuera de casa que no fueran espárragos plancha, champiñones al ajillo o pimientos
asados. En un restaurante le llegaron a servir una paella de verduras hecha con
fumet de pescado y la cara de ella, que venía de San Francisco, USA, fue todo
un poema. No hablaba ni una patata de
español así que me tocó hacer de intermediaria y mentirle diciendo que las
berenjenas rebozadas que acababan de llegar a la mesa en una tasca inmunda de
La Latina en Madrid se había frito, "of course", en una freidora
diferente que los boquerones que se zampaba mi hermano de dos en dos.
Deduje que las veganas estaban un poco chaladas aunque ella me caía muy bien. Era vegetariana desde niña pues
su madre era vegetariana. Su padre, en palabras de mi hermana Cristina que lo
conoció en San Francisco, era un calco de Homer Simpson. Huelga decir que
estaban divorciados (¿Homer versus vegana?). En aquel entonces me intrigaba algo los motivos pero no
tanto como para darle más carrete a Sheila del ya necesario.
En mi vida me he encontrado con
clientes y compañeros vegetarianos en el transcurso de mi trabajo. Me he
dedicado a solucionarles el problema e incluso a adelantarme a sus necesidades.
Si sabía que había musulmanes en un grupo pues iba a cocina a ver cuál era la
opción u opciones que había. Ensalada de lechuga y tomate de primero y
parrillada de verduras de segundo. Un planazo, vamos. Oye que los musulmanes no
comen cerdo pero pollo si, y los alérgicos al marisco pueden tomar pescado. No
hay que darles también la parrillada y al celiaco ¿porque le das la ensalada si
el primero que está tomando el grupo no tiene gluten? Es igual. Los “raros” caen en el mismo saco.
Que no toquen los cojones o que se queden en su casa. Esa es la frase que en un
90% de las veces me he tragado en eventos propios y ajenos. Celiacos y diabéticos
si, vegetarianos tocacojones no. Un vegetariano lo es por pose. Porque podría
no serlo. Es opcional, ¿no?
Casi el 90% de los vegetarianos
que me he encontrado trabajando son bastante flexibles. Saben que van a comer
fatal y están resignados. Si en vez de preguntarle “¿Es usted EL vegetariano?”
como si fuera un apestado le sonríes al hacerlo, a veces, la que se sienta a su
lado me ha hecho la gran pregunta americana (me suele pasar bastante con
yankies) “Which is the vegetarian option?” Y, claro, aquí en España, en
catering (no hablo de restaurantes donde si hay opciones), no hay “option”. O
lo has pedido antes o no hay tu tía para ti. “¿Lo eres o no?” porque si no lo
eres te vas a comer solomillaco de ternera quieras o no y después de llevar 10 días de
congreso lo que quieres es ir a la cama máximo con una sopa en el cuerpo.
Pues no. No option.
Yo a mis compañeros los tengo bastante
fichados a nivel gastronómico. A los que no comen nada. A los que si no comen antes
de la una no rinden. A los que les sienta mal el pan y, por supuesto, a los
vegetarianos. Me acuerdo de un evento a otro, así que, cuando sé quien está
trabajando esa noche, voy a cocina a informar. “Oye que si os sobran opciones
vegetarianas del cliente, que en el staff, por favor, hay dos vegetarianos y 8 frutas de postre, por favor :)” Solo
quieren el coulant de chocolate alguna que esté en un momento álgido del mes o
si hace mucho frio o se tiene más hambre un que caracol en un espejo. Si no es
en esos tres supuestos, todos queremos fruta de postre.
Tengo, pues, una predisposición
hacia el débil, el diferente, el especial, al que la gente tiene tirria por eso
mismo “Es que VA de especial”. Con no digo con amor (no lancemos las campanas
al vuelo), sino con cariñete, es tan fácil cambiar la cena de gala de alguien
por algo especial que a mí no me cuesta nada hacerlo, y como nadie lo suele
hacer, casi todos se acuerdan de mi de un evento a otro. Ah, no, me dicen que
es por el por culo que doy habitualmente. Puede ser.
Al tener a mi hijo hace ya 6 años
me volví una chalada de los productos naturales y declaré la guerra a las
carnes envasadas y a los huevos de gallina puteada. Salían carísimos comparados
con los productos “habituales” en las líneas del supermercado. Pero por mi hijo
mato y pago. Al llegar a Gavá tuvimos la suerte de descubrir que estábamos
rodeados de payeses y huertos por doquier. Producto “kilometro cero” pasó a ser
mi obsesión. El agua de Fuji bebida aquí y no en Fuji, mi enemigo acérrimo.
Mi amiga Angels fue la que me despertó la conciencia. La conciencia de qué comemos y porqué lo comemos. Se puede elegir y tienes derecho a hacerlo. La conocí como carnívora hace
años y hace dos la re descubrí como vegetariana. Me puse a investigar.
Curiosidad mortal. Paciente como pocas cosas, mi Angels, se tiró muchos congresos
contándome batallitas personales de porque si y porque no, de que si que le
gusta el jamón pero que no se lo come y de que por qué no se lo come aunque le
guste (momentazo muslo, ¿te acuerdas Angels?). Sonriendo con tranquilidad zen,
y contestando a todo. Yo dándole la murga e intentando comprender. Luego
descubrí a Luisa, otra compañera de trabajo también muy centrada y feliz y
vegetariana. Niñas con carácter. Niñas con brío. Nada de lánguidas a las que le
falta sangre (es lo que decíamos de Sheila, eso y que le debíamos pasar un
bocata de chorizo, angelico…). Pedazo de tías. Y sonriendo y sin desfallecer.
¿Cómo aguantan sin comer carne? Debe ser el yoga, pensé.
Hace un año estuve retirada tres
días de circulación en un sitio en el que desconecté por completo del exterior
y entre otras cosas desayuné, comí y cené vegano. Eso quiere decir que no había
leche para un café con leche aunque el cachondo de Tomás cada poco decía “¿Hace
un cortadito?”, ni había mantequilla para las tostadas y el arroz no se hacía
con fumet de pescado, ni había quesos, ni siquiera tortilla de patatas. Salí
pletórica. Espiritualmente me vino de cine el sitio y el taller que impartió Carol,
pero corporalmente me sentí bastante mejor.
Poco a poco ha ido calando y de
repente un día me encontré hablándolo con una amiga que no era vegetariana y
decía “Estaría genial, ¿verdad?” Y ¿Por qué no? El porque si lo tenía
clarísimo. El porque no también. Era miedo al qué dirán. Mi familia, mi circulo
más cercano (el lejano me importa un pito, claro está), mi circulo profesional,
porque claro, tengo un catering, vendo solomillos y ¿no los como?.
Me di una bofetada en mi alma
guerrera y luchadora cuando asumí que lo único que me separaba de intentarlo era
el miedo. Miedo al qué dirán y al fracaso de intentarlo y no lograrlo. Estúdialo
Ana, me dijo alguien. Hazte un análisis de antes y después por si te falta una
vitamina a las pocas semanas. Jesús, ni que fuera a irme de expedición a Marte
en cohete. Basta ya, pensé.
Un domingo me pasaron los
mejillones por delante, mejillones que por otro lado me encantaban y no cogí
ninguno. Como en las comidas familiares priva mucho “el tonto el que no lo lea”,
los mejillones volaron y nadie se percató que yo no tomara. La fideuá me la comí
con caldo de pescado, obvio, pero no me comí muchos animales, ni rape, ni
escamarlanes. Esa noche cené ensalada. Aquella fideuá a trozos fue la última
comida no vegetariana que hice. Hace ya dos meses y medio.
Salud y vida. seguiré informando de la nueva actividad.
Yessssssss eres grandeeeeeeeeee!!!! Te quiero Angels
ResponderEliminarYo a ti si que te quiero, y mucho. Y no se si soy grande pero me siento así :) gracias, entre otras cosas, a tí
EliminarDerivados lacteos y huevo tampoco?.
ResponderEliminarSilvia.
Derivados lácteos y huevos si. Pero cada vez tengo menos "necesidad" de algunos lácteos. Solo tomo te o infusiones por la mañana (el café lo dejé hace ya un año porque me sentaba mal) y los cereales me los tomo con leche de soja, tostadas con aceite y miel en vez de mantequilla.... Pero la tortilla de patatas sigue cayendo, y los bocatas de queso. Me observo y actúo. No me da flojera ni desmayo. No he vuelto a tener ni un solo problema de estómago en este tiempo. Es muy pronto para decirlo así que no lo voy a decir pero... bueno ... mi vida es otra. Yo soy otra. O soy la de siempre que ya, por fin, he salido del cascarón. Besos Silvia
EliminarPues ya no. Desde agosto ni huevos, ni leche, ni ningún derivado proveniente de los animales. Esta vez ha sido por información. No es necesario el sufrimiento para comer bien. Así que a día de hoy noviembre 2013, soy todo lo vegana que puedo ser. Besos ;)
Eliminar¡Qué maravilla Ana! :)
ResponderEliminarTengo una duda ¿tortilla de patatas no? y por qué no?
Y ¿tu familia ha cambiado la dieta o de momento solo tú?
Porque entiendo que hacer el giro cuando compartes mesa con más gente debe ser más difícil.
Besos
Hola Gabi. Gracias por tu entusiasmo frente a mi cambio :). Tortilla de patatas ¿por qué no? ¿eso entendiste? ¿tan mal me explico? jajajaj. Tomo huevos y derivados lacteos por lo que la tortilla "cae" en mi ;)
EliminarMi familia cuando comen conmigo (hermanos y cuñados incluidos) comen lo que yo cocino, que es vegetariano. Les está bien. Muy bien. Les gusta. Cocino bien y me gusta mucho cocinar diferente y sorprender. Fuera de estar conmigo hacen lo que quieren. Al niño Luc aún no le cambié la dieta en el colegio por tres motivos. Uno que no estoy muy segura de lo que le daría en cuanto a variedad. Dos que su padre no está de acuerdo. Y el tercero y más importante que él no me lo ha pedido. Tiene que salir de él. En cuanto a comprar para la merienda en 3 meses solo he comprado dos veces fuet que me lo pidió específicamente. Generalmente toma bocadillos de queso o fruta :)
Pues ya no los como, pero sigo igual. Mi familia cuando come conmigo y cocino yo comen vegano y mi niño Luc, que es muy sabio y vive una semana conmigo otra con su padre, dice que él es vegano y carnivoro. Y yo le digo, "No, no eres vegano" y el me dice "Si mami, soy vegano por que como filetes veganos y sopa vegana y arroz vegano" Así que si. Otra vez tiene el niño razón. Es vegano :)
EliminarAni, no entiendo, intentaste colocarme en la playa pero para variar se tornó la conversación. Vegetariana por no comer animales? O por no comer los animales q nos pone el sistema?
ResponderEliminarPara entenderte mejor, si cayeras en una isla desierta, de q vivirías?
Me lo releo y veo que no he explicado losmotivos de porqué soy vegetariana. He explicado cómo lo veía antes de serlo. Hay tres cosas que hicieron click en mi. La primera la concienciación social. La hidracidad de los productos (ya te mandaré un post a tu face para que lo leas), la sostenibilidad de nuestro planeta y de mi pueblo, campos dedicados al pasto de las vacas en vez de a plantar para comer loa humanos. Luego el maltrato animal a la hora de comernoslos. Tú no te habrías comido a Hada ¿verdad? pues todos son Hada Coral. Y tercero la identificación. Mi pierna es igual que un jamón. El día de ese click mental cada vez que veo una loncha es cómo si me hubieran fileteado un trozo. Obviamente no estoy toooodo el día con ese tema en la mente pero, está presente. Si cayera en una isla desierta comería para sobrevivir, igual que los integrantes del accidente de avión de Viven acabaron comiendose a loa compañeros. Así que, si caigo en ina isla desierta, no caigas conmigo Cori ;)
EliminarDonde dice colocarme, es explicarme! Jajaja
ResponderEliminarJajajaja! Tu y yo solas en una isla y acabamos con ella! No término de entenderte, una vaca que no conozco no es mi perrita hada... Es una vaca que no conozco y que esta ahí para que pueda aprovechar lo que me ofrece... Mi perro me ofrece cariño y guarda, la vaca leChe y carne, la gallina huevos y carne y así hasta el infinito..
ResponderEliminarDe todos modos olé tus huevo jamía! Yo no podría...
Entonces deduzco que a mi que me conoces y te ofrezco cariño no me comerias pero a uno de la calle que no le conoces y no te ofrece nada si te lo comerías y así hasta el infinito....
EliminarYo no pienso que todo está para mi satisfacción personal. La vaca y la gallina tienen sus vidas de amor que obviamente no pasan por ti ;) llegarás a verlo algún día.
En una isla desierta partiriamos la pana. Eso fijo.