domingo, 1 de diciembre de 2013

High Fidelity en el corazón


Se plantea el elocuente Nick Hornby en su libro "Alta Fidelidad" a través de Rob, su protagonista, si la melancolía que siente en su vida es debido a las canciones que escucha o elige ese tipo de canciones porque es un melancólico incurable. Añade:

"Hay quien se preocupa, y mucho, de que los niños pequeños jueguen con armas de fuego, de que los adolescentes vean vídeos en los que la violencia es moneda corriente; nos da miedo que esa especie de cultura de la violencia termine por tragárselos como si tal cosa. A nadie le preocupa en cambio que los niños escuchen miles, literalmente miles de canciones que tratan siempre de corazones destrozados, de rechazos y abandonos, de dolor, tristeza, pérdida. Las personas más desgraciadas que yo he conocido, románticamente hablando, son las que tienen un desarrollado gusto por la música pop."

Nos va el rollo. A los compositores, cantantes y escritores y a los oyentes y lectores. A los románticos y a los que van con el corazón en la mano. "Es lo que hay mamá" me diría mi hijo Luc. 

Tengo un hijo adoptado cibernéticamente que ronda los veinte y vive en Argentina. Alexis me llama "iberomadre" y nos adoptamos mutuamente una tarde/noche de mi verano y su invierno.  Entre Alexis y yo hay 5 horas y 2 estaciones del año de diferencia con lo que nos comunicamos, edad, jerga hispánica y generaciones aparte, en dos universos un poco paralelos, tan distantes y cercanos como cualquiera de los dos queramos. Alexis es músico y es un romántico empedernido. Es de esos que cualquier madre querría para su hija. Cualquier hija de veintitantos querría de mejor amigo. Y cualquier mujer de 30 o 40 mataría por conseguir como amor de su vida (una vez que él hubiera alcanzado, o casi, esa edad y siguiera siendo exactamente igual que cuando rondaba los 20 solo que un poco más maduro). 

Lo que puedo hacer como iberomadre, ya que a mi me escucha y, supongo a su madre biológica no, aunque muy probablemente ella ronde mi edad, es quererle y quitar hierro al asunto. Quererle es muy fácil. Por lo que veo en sus interacciones con los demás navegantes cibernéticos, es un bombón de niño. Con grandes amigos, divertido, rápido en la palabra, respetuoso e inteligente. Lo mejor de todo su gran corazón. Y de remate: No le importa que los demás le vean el corazón.

Cuando está eufórico lo muestra. Cuando está hundido lo muestra. En los dos casos sin grandes aspavientos ni pena excesiva y ni gratuita. Es un tierno y cuando son las 3 de la mañana y está escuchando la radio porque no puede dormir y de repente suena esa canción y piensa en ella y se quiere morir, entonces, va, y nos lo cuenta. Lo comparte de un modo exquisito. Te hace sonreír. Te hace partícipe. Te acuerdas de ese mismo y reconocible dolor en forma de punzada que te rajaba las entrañas cuando tú tenías 20 años.

Un día comentó que jamás podría volver a oír una determinada canción sin pensar en ella para el resto de su vida. Sonreí acordándome de instantes en mi vida en los que había pensado exactamente eso. "Vaya, ya se me jodió esta canción para los restos de los restos". Sin ir más lejos este año en el que musical y emocionalmente hablando he estado melancólica en extremos de vomitar pensando en mi misma. Tan pesada con ciertos discos a los que, tras el paso del invierno y primavera, ahora 6 meses después puedo empezar a plantearme en rescatar. O no, a lo mejor aún es pronto, pero sé que podré. Y sonreiré. Porque cuando pasa el tiempo y te superas a ti mismo y a tu tristeza, entonces esas canciones que asociabas a una persona y un tiempo duro se convierten en diamantes que representan tu poder sobre tú propia melancolía. Al fin y al cabo los hechos siguen iguales, esa persona te hizo sentir en aquel momento realmente miserable, pero el aderezo de pena lo puso tu mente junto a una banda sonora determinada.  Al superarlo, esa banda sonora llega a hacer, tiempo después, que una sonrisa y una paz suba de tu corazón a tu boca. Y vuelve a ser maravilloso escuchar a ese autor con todo tu corazón entero otra vez.

Los escritores y músicos hacen lo mismo con sus obras. Alexis lo hace de modo anónimo hacía su amada. No se quien es la niña de sus suspiros. Supongo que o no es de su circulo de amistades cibernéticas o ella desconoce el dramón que lleva él por dentro. El caso es que a mi me encanta que lo haga. Te identificas, él se alivia y desde mis 40 puedo decirle diciendome: no pasa nada Alexis, tendras amigos, tendrás amor, tendrás amigos....

Feliz domingo melancólico y musical. Por cierto, ahora estoy oyendo de la mano de mi hermanica Cris a Jack Johnson y su nuevo disco "From here to now to you" que es un pastelico, la verdad, pero me encanta....

Gracias por leer

Fotografía tomada de la página web http://www.ramiroelena.com/presentacion


3 comentarios:

  1. oleee por tu hijo Alexis!! muacks

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    1. A salido a su mamma ;)
      jajajajaajaj. Siiiii, vale un imperio "mi" Alexis

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    2. Jajajajaj su mama cibernetica!!! Peaso de madre tiene Alexis!!! <3 <3

      Fdo. Llum ;-)

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Muchas gracias por tu comentario perejilo!!! Abrazos cibernéticos :)

Pere Gila