jueves, 28 de marzo de 2013

La primavera trompetera ya llegó



Queridos todos

La primavera ya llegó a mi balcón, a mi vida y a mi corazón. Revisando el blog me he dado cuenta que el primer post es de hace justo seis meses. 7.900 visitas, 51 entradas posteadas y 649 comentarios (la mitad mis respuestas, la verdad) de todo tipo y color. A mi, este blog me ha dado la vida. Me ha dado una vida de colorines ya que la otra estaba muy "grisosa". Me ha dado una obligación gustosa y un deber al lector. A veces me he enfadado (soy muy enfadica, ya os lo he reconocido anteriormente) con reacciones de comentarios públicos y privados que yo no entendía-compartía o porque no se me entendiera-entendiese. Pero como en estos seis meses he pegado un derroche de madurez que ni cuando el parto (que ahí madure a todo correr en 9 meses un montón y medio), ahora, ya no me enfado, ni me molesto. Es más, me halaga y me sonrío. Ahora si no me decís lo que pensáis es cuando me mustio y me "grisoceo" otra vez. Cosa que tampoco debería ser así. Yo debería ser Little Miss Sunshine, como solía ser, con vosotros y sin ustedes. Todo se andará. Os estoy intentando dar las gracias pero me sale muy mal. Estoy espesa y cargada de electrones. La primavera trompetera que decía más arriba.  Voy a daros buenas nuevas, ahora que estamos en Pascua que no toca (con eso de que a nuestro señor lo clavaron en la cruz), pero luego resucitó, así que si toca (se nota que tengo prisa y no estoy editando nada el texto).

El lunes empezando las vacaciones del cole de Luc me fui con LLum de Gavá al Centre de Jardineria Bofill pegaito a la playa. La recomendación fue que dejara el Barnasud y el Jardiland y me fuera a un Centre más familiar y pequeño. Como una es autónoma y comprometida con el pueblo, a Bofill que nos fuimos con los niños las dos. Me llevé: Un jazmín (en honor a mi madre), unos bulbos de tulipanes (en honor a Kaixo Kristi y Manchester), unas lechugas ya creciditas y unas semillas de espinacas (para experimentar). Luc eligió a bulto y sin ningún tipo de criterio lo siguiente: Un rosal de pitimini (solo escribirlo me da escalofrío), un Alisum de flor pequeñita en púrpura y blanco, una Bacopa de flor blanca y una maceta de clavelinas (que también casi me provocó medio parraque de discusión con él). Era nuestro "casal de semana santa". El Luc y la mama haciendo tiesti-mándalas y plantando plantas nuevas, así que le dí permiso para participar con criterio y no mangonearlo yo todo ¿Veis como he madurado?

El taller que inventé de tiesti-mándalas consistió en tunear los tiestos "agenciados" del Pabellón 4 en el mes de diciembre y pintarlos para conseguir que estuvieran más monas y no tan marrones y además tener a Luc alejado del invento maligno que es la tele durante cuatro días. Lo hemos pasado en grande y me ha dado una pena enorme haberme quedado sin macetas para pintar (a lo mejor mañana vuelvo al Pabellón 4). Me ha contado unas historias increíbles y por fin me he enterado que "la Violeta", como dice él (una serie que le encanta pero no le dejo ver porque es a las 9 de la noche pero aún así se la sabe entera, luego alguien se la debe contar en el patio del colegio, pienso yo. He de averiguar quien) "está novia con el Tomás aunque están con vergüenza los dos y entonces el León se hace novio de ella, aunque yo quiero que se case con el Tomás" "¿Que se case?" grito sin querer "si mamá, por que se quieren" dice él mientras pinta "Por que el León es un poco chuleta y aunque Violeta y Tomás se ve que se quieren están que si y que si no y no se dicen nada y al final ¿sabes que mamá?" Me mira "¿Que hijo mio?" Me sonrío "Pues que es como que se ha roto, pero hay un nuevo que que negrito...". Fíjate tú. Estoy por ponerme a verla yo a "la Violeta" esta.

Pintando que te pintarás hemos pasado el lunes, el martes, el miércoles y esta mañana de jueves. Si yo empezaba un tiesto él me copiaba y yo no quería. Lo peor es que en todas las ocasiones su versión era muy exageradamente mejor que la mía. Y no es pasión de madre. Hoy he aprendido ha hacer collage de fotos con el photoshop y estoy encantada con el resultado. Me decís que os parece.

Primer collage. Las macetas analíticas matemáticas. La mía es fea de cojones. No tiene otra definición. Empecé con la idea de hacer algo azteca, luego metí el púrpura y empecé a cagarla y ya con el verde cursi ese la pifié. Quise darle un toque de personalidad y le metí los números. Horribles. La de Luc es una maceta que parece que tiene grabada la serie numérica de Lost. Super cool. Mola mucho. La plantita es la Alisum.


Las de ahora son las macetas lechugas. La mia, de rayas quería imitar al fuego y parece una sosa-caja de lapices alpino, pero, bueno, mejor que la chacha analítica. Luc hizo una maceta lleopard que como me he quedado sin tierra no he podido plantar la clavelina. Ya os la enseñaré más adelante.


Las siguientes son las "macetas yoguis del sol" para saludar a mi amigo Javier. También mi sol es una autentica caca de la vaca. Ha quedado super rígido, cero armonioso y nada que ver con el sol que tenía yo en mi cabeza. Mejor que me dedique a escribir y no a pintar, pensareis. Pues no. Voy a pintar hasta que me gaste los 4 litros de temperas que he comprado porque, entre otras cosas, me relaja. En mi "maceta sol" están los tres tulipanes (rojo, negro y blanco) y en la maceta sol de Luc está el rosal (agggg) de pitiminí.



Para las románticas y las fieles seguidoras del programa (principalmente Silvia) "reinserte usted a una fresa en la familia" la siguiente foto es la fresa de octubre en la actualidad, la cual, tras seguir al pie de la letra los consejos del gran Enrique Adlercreutz (podéis ver los consejos en el link que os dejo marcado), recuperé de un hongo en fruto y hojas y podé para pasar el invierno. ¡¡Muestra viva es de que la primavera ya está aquí!! Acompañan al collage fotil una de las últimas macetas (para Luc y para mi las "mes bunicas") a las que llamamos "macetas primavera" y una foto que me muero de amor de Luc rellenando "su" regadera con la mía  "La tuya pesa mucho para mi, mami" Me dice con su voz de pollito y gesto de "cachis" pero, bien que puede cargar con ella para rellenar la suya. Niños...


Por cierto que el tipo de Jardinería Bofill me dijo que tenía que sacar la mata vieja y dejar paso a las jóvenes  "¿Cómo que la tengo que sacar si está llena de flores-frutos?" "La tienes que sacar". No queriendo "sacarla" porque tocara, le pregunte a Enrique via Facebook mandandole la foto y me contestó "respetemos a las viejas  ..... dejá todo como está que viene muy bien. Suerte!." Lo cual me alegró un montón (a mi y a su hermana Astrid), para que os voy a decir otra cosa. Respetemos a las viejas :)

Salud para disfrutar, de la mental y de la otra. Nos seguimos leyendo.

domingo, 24 de marzo de 2013

Me enamoré de John Irving


Cuando tenía 17 años me enamoré de un yanki de 24. De lo más destacable era ser licenciado en matemáticas, ex jugador profesional de wrestling y con el sueño de ser “high school coach” (profesor de gimnasia de instituto) o hacerse el Ted Danson y montarse un bar tipo Cheers (en aquel momento en pleno auge en EEUU donde le conocí). También era muy destacable su pasión por mi que me tenía más bien entre incrédula y altamente emocionada. Su salario se lo cobraba del ejército americano pues era teniente de aviación de la famosa USA NAVY.  Cuando iniciamos nuestro idilio él estaba realizando un curso a lo Top Gun en Florida y yo haciendo el año final del High School en Missouri. Soy consciente que la descripción suena totalmente inventada pero juro que es verdad. Tampoco él era Tom Cruise ni yo, obvio, soy la Mcgillis, no nos pongamos tontos. En este blog, a veces oculto, pero nunca miento. Con todos estos antecedentes y siendo yo una niña recién llegada de las Españas, os imaginareis que tuve muy pocas oportunidades de que la historia floreciera más allá de unas semanas. Pero no, tuve suerte y me aguantó el tipo cuatro meses idas y venidas desde Florida a Missouri en coche cada fin de semana que tenía libre, además de un intenso carteo postal (no había email ni Facebook en la época) y de aprender por mi parte inglés inteligente, mordaz y sarcástico a toda máquina. No me quedaba otra para conquistarle. A los cuatro meses se cansó de la virgencita Española reacia a dejar de serlo y no pudiendo ser mi cuerpo suyo, echó a volar a pesar del amor que tenía por mi mente (palabras textuales del teniente).

Cuento todo esto no por el USA NAVY si no por el escritor John Irving. Descubrí a John pocos años después de esta no-tórrida historia de amor, con su libro “El mundo según Garp” y me enamoré como una autentica loca. Los rescoldos de las brasas que había dejado el teniente Thomure se avivaron desde la página uno por las similitudes. Ya se sabe que las relaciones mal cerradas dejan ventanas abiertas. John Irving es de New Hampshire y en sus novelas siempre usa unos toques y “clichés” descaradamente autobiográficos que no se molesta en ocultar. El protagonista de todas sus novelas, o uno de los protagonistas, es escritor (como obviamente lo es John). Ha sido o es profesor de lucha libre en el instituto o a veces es jugador en su juventud (como lo fue John). Divorciado, vuelto a casar y con hijos (John lo es). Con historias emocionales tremebundas (a John se le intuyen) donde el hombre recibe más cera de la que puede soportar entre América y Europa (vivió en Viena como estudiante). Algún muerto muy principal siempre cae en el medio del libro desbaratando la trama. Hay infidelidades, amores eternos a lo Guadiana que van y vienen (suelen ser libros en los que se desarrolla la vida del protagonista desde su infancia hasta la vejez), amantes fugaces e imaginativas historias no consumadas (de este tema, sobre John, no sé nada aparte de su ya mencionado divorcio). Sus protagonistas, habitualmente masculinos, siempre tienen un marcado compromiso político y social. Son intransigentes con la intransigencia hasta puntos de locura (muy yo misma). Respetan y valoran a la mujer dejándose la vida en comprenderla a lo largo de la novela entera y no siempre consiguiéndolo pero amándolas de una manera poco vista en un escritor/hombre estadounidense. Padres comprometidos, entregados y amorosos, siempre precoces en su paternidad (como lo fue el propio John). En cada nuevo libro suyo que empiezo, John, es mi hombre.

A estas alturas de mi vida me he leído todos los que había escrito antes de que yo cumpliera los ventipocos y desde entonces cada vez que publica uno a las semanas lo tengo devorado. El último publicado en España es del año 2010: “La última noche en Twisted River”. En mitad del libro me paré a escribirle la carta. Las lectoras (y lectores asumo) de John le han escrito mucho a lo largo de su vida. Ellas también salen en sus novelas. Casi siempre hay un escritor escribiendo una novela dentro de la novela integrada de una manera magistral. Quieres leerla y sabes que no puedes, que John nunca la acabará. Entonces aparece una fan chalada declarándole su amor siempre por carta, siempre más joven que él y a veces se cartean y la relación no llega a más o se conocen y él le pone los cuernos a su mujer de turno, o inician una siempre tórrida relación que nunca va más allá de unas cuantas páginas.

El que no vaya a ir más allá (si me meto en un jardín me intento llevar las flores) y que el hombre haya nacido en 1942, es lo que me ha detenido durante casi 20 años a escribirle la carta. La verdad es que pensándolo en frío es más mayor que mi padre y ahora tiene que estar el hombre bastante más desmejorado que cuando empecé mi idilio mental con él. Desmejorado y poco apto para las acrobacias que describe en sus libros. Tenía que haberle escrito antes, que tonta, cuando mi inglés era lo suficientemente bueno como para impresionarle. Desde el ciber espacio, John, que sepas, que me traes loca. Que gusto saber que te puedo releer cuantas veces quiera e imaginarme que escribo de nuevo esa carta, con delirios de adolescente amorosa. Mientras, esperaré a que publiquen aquí tu última novela "In one person", y así, poderme enamorar otra vez de ti.


viernes, 15 de marzo de 2013

Men sana in corpore sano

Por fin me he vuelto a poner el sujetador de yoga y ha sido una sensación cojonuda. Para los que no sabéis de sujetadores de yoga este es blanco y sin costuras. Con una especie de tirante grande que cruza la espalda de arriba hacia abajo en vez de los tirantes habituales. A mi me aplasta las tetas bastante por lo que parezco Nicole Kidman en el momento que me fumo un porro con Tom en Eyes Wide Shout. Bien, ahora que tengo captada la imaginación calenturienta de mis lectores masculinos y la sonrisa de mi público femenino, me pongo a daros la chapa de lo que es para mi el yoga.

Hace un año tuve "la revelación".  El crack del 14 de marzo del 2012 me pasó con una factura de Vodafone y una llamada de teléfono. Era Nirmala Devi con un "Hola ¿que tal estás?". Antes de cogerlo miré al teléfono, y miré a la factura y al final pensé que debía contestar a Nirmala por que es muy buena amiga y que yo estuviera cabreada como una mona podría esperar. Cogí el teléfono para soltarlo en diez minutos, lo justo para saber que quería ella. Pero hablamos más de una hora y yo lloré muchísimo y a ella no le extrañó. Le dí una paliza tremenda con la factura de Vodafone (esto no es una manera de hablar. Es verídico que pasó así) y me ofreció acompañarla a Valencia, donde ella habita, a un taller de los sentimientos y las emociones que pensaba que me vendría bien. No dijo la palabra Yoga y las palabras sentimientos y emociones junto a taller me daban una grima morrocotuda pero quiero mucho a Nirmala y creo que ella me supo "ver" más que yo misma y como estaba hecha un autentico trapo me dije "¿Que mal me puede hacer?"

Dos días después me iba en tren y dejaba a mi marido y a mi hijo un poco flipados pero aliviados de ver a la loca de Vodafone marchar por la puerta. "Volveré el domingo, queridos". Dije al partir por la puerta (no se libraban tan facilmente de mi). Cuando llegué a la Fundación Sirio en Caudiel, la naturaleza se me metió por todos los poros. Aún en el camino un coche se nos cruzó y nos dio la bienvenida con una calidez tan brutal que me dio miedo. Las sonrisas y el buen rollo flotantes en el ambiente a mi, tan sarcástica y ácida con todo me dieron escalofríos e hice el chiste mental que me imaginé a mi marido haciéndose en Gavá "De aquí me sacan los geos como en Waco". El humor es mi defensa ante el desconcierto y lo desconocido.

Los talleres de biodanza, la comida vegana, la hermandad, las palabras con Nirmala, el abrazo que me dio Tomás, los susurros de Carol, la música, el olor, la naturaleza, la madera del refugio, las mesas compartidas, la mamá de una chica que vino de la argentina, la sonrisa de todos, el ahorro del agua, las risas de muchos, el aprender a escuchar el silencio y el oírme por dentro, hicieron que saliera tocada y mucho más reconfortada conmigo misma que como había llegado.

Empecé a meditar en casa sola y me apunté a clases de Yoga en Gavá. Era de Kundalini que parece ser que es de las más antiguas y completas. Duraba una hora y media y combinaba ejercicios de Yoga (como de gimnasia de la antigua de estiramientos) con meditación (intentar dejar la mente en blanco para relajarte y ser feliz), mantras (palabra que repites varias veces mientras respiras de una determinada manera para concentrarte y que la mente no se te vaya a la lista de la compra) y respiraciones diferentes (de fuego, rápidas, cortas, desde la barriga, hinchando pulmones, vamos una barbaridad de maneras de respirar). Cuento todo esto por que yo no tenía ni idea de lo que era un mantra o un chacra y confundía todos los términos.

Me hizo un gran bien. A nivel corporal estaba hecha una abuela pues no hago nada de ejercicio propiamente dicho. Osea, quiero decir ejercicio bien hecho. Corro como una loca, cargo como una burra, me agacho y me levanto como una posesa, ando como si me quemara el culo, y gesticulo con el móvil en la oreja mientras hago todas estas actividades. A nivel mental me vino mucho mejor pues aunque nunca he conseguido dejar la mente en blanco mucho tiempo,  la suma de los tiempos blancos si han sido un buen montón y, como dijo mi maestro de yoga "Tú piensa como has entrado en la clase y como estás saliendo. Con eso decides si vuelves" Y volví, claro.

Lo dejé por circunstancias ajenas a mi voluntad y dejé de meditar y me enredé en mi super ego-yo y en mis historias mentales y dejé de escuchar a mi corazón. Recaídas que tiene una. Cuando me encontré otra vez enredada con Vodafone allá por Navidad pensé "Esto se tiene que acabar". Este blog me había ayudado mucho. Me dio auto confianza en mi (volví a escribir y a algunas personas les gustaba mucho) y me servía de vía de escape. Pero me faltaba algo. Como yo sola no podía a parte de volver al yoga y a clases de meditación decidí ir a una psicóloga. Me está ayudando a desmadejar el hilo mental, a saber lo que es verdad o lo que yo quiero que creer que es mi verdad, lo que quiero, a lo que aspiro, por que me pongo triste y sobre todo por que no consigo darme de baja de Vodafone, coño, con lo fácil que es...

Así pues, combinando con clases de Pilates particulares de la mano de una madriles afincada en Gavá (que el destino me puso en el camino para reconfortar mi alma chulapona), voy haciendo la pócima sanadora de mi vida y voy abriendo los ojos a la primavera por que, ella, está a la vuelta de la esquina y siempre  siempre, llega. Ahí me encontrará preparada para florecer, justo como hace un año. Espero que este año, me pille más blandita y menos dura de mollera.


viernes, 8 de marzo de 2013

Esas barbacoas patrias


Las primeras que recuerdo las hacían mis padres en la terraza de Caleruega en un tercero en pleno barrio de Chamartín en Madrid. La barbacoa era roja bombera, comprada en Continente (antiguo Carrefour). El día que la vimos entrar a duras penas en el carrito de la compra se nos salían los ojos de las órbitas. ¡Íbamos a tener una barbacoa en casa! Ya podíamos imaginar que teníamos perro, jardín, que los vecinos nos visitaban con tarta de manzana casera y que veríamos despegar el Apolo 13 desde nuestro tercer piso del bloque amarillo Carolino más allá de la M-30. 

Mis padres nunca hicieron hamburguesas. Ni en la barbacoa ni en sartén. Mi madre hacía filetes rusos con una mezcla de especias inigualable por mi 20 años después, y eso que me ha intentado explicar la receta mil veces. Debe ser que yo no compro la carne en el Hipercor que es taaaaan buena. Mis padres hacían barbacoas de sardinas (se quedaban pegadas en la rejilla, y se despanzurraban, la verdad. Mi padre decía que es que eran muy frescas) con el consiguiente pestucio por todo el piso sin el romanticismo de los espetos Malagueños. También hacían solomillitos (como decía mi padre) muy bien salpimentados. Mucha ensalada y gazpacho con manzana acompañaba a los siete comensales para que la carne cundiera. Y pan. Pan para mojar. Mi madre hace unas ensaladas que no se las salta un gitano, pero es que, si el gitano hubiera venido, tampoco habría cabido en la terraza del 3ºD. Para beber, pese a quien pese, mi padre nos dejaba a los dos mayores un dedo de sangría con trozacos de hielo. Mucha azúcar, mucho limón, vino de cajeta que para la sangría es el mejor, y remueve, remueve, remueve con la cuchara de palo. "Papá, ¿puedo chupar la cuchara de palo?" "No", o "Si", mi padre en eso siempre sorprendía. Nunca sabías por donde te venía el aire con él.

La segunda tipología de barbacoa que recuerdo con amor fue en Valdemorillo. Comprábamos la carne en El Escorial. Los de pueblo es lo que tienen. En mi casa, en Madriz-kapital, era Continente o El Corte Inglés los beneficiarios de las alabanzas a los carniceros. Al tener amigos con casa en las afueras (en la sierra, así genéricamente nombrada por todos los Madrileños) ellos se encargaban de la selección de producto y lugar de compra. Fliparon con mis propuestas y cayeron en el olvido las sardinas, solomillos y gazpacho con manzana.  En Madrid, en los 90´s y si tenías 19 años, las barbacoas eran basicamente de todo el cerdo, del que se decían que hasta los andares estaban buenos: panceta, chorizo, morcilla, chuletas, pinchos.... La única pelea: si la morcilla era de arroz (puagggggg) a lo Burgos o de cebolla (mmmmmm) a lo Jaén.  Ahora sé que la de Jaén no es para asar pero soy muy discutidora y me alcé en contra de la Burgalesa sin haberla comido en mi vida. Yo era nueva en la pandilla (era novia de) y caí en gracia a pesar de mis despropósitos. 

Me amigué del que encendía la barbacoa y mano a mano con una cerveza rebajada con casera para no enmelonarme, Rafa el de Mª Luz y yo, nos ahumamos bien a gusto y nos fuimos despachando la carne. Dos para la bandeja, una para ti y para mi que para eso estamos pringando. Sonaba un casete con una sola cinta. La cara A era Fleetwood Mac. La cara B era Vaya con Dios. Si hoy oigo una canción de alguno de los dos, no sabría decir de quien de los dos es, de tanto que la escuchamos aquel día.  Descubrí que estar "con los hombres" era infinitamente más divertido que "estar con las mujeres" abriendo bolsas de aperitivo o colocando la mesa. Se que suena muy machista pero en las barbacoas, aún hoy en día, la gente se distribuye las tareas de esta manera. A mi me gusta manejar el cotarro y no se maneja ningún cotarro abriendo una lata de aceitunas, ¿verdad?

Muchas barbacoas después me he convertido en la pringada que enciende las brasas.  Si es con maderita mejor que con pastilla que es un asco y jode toda la carne, bueno, dice Nacho, pero con pastilla vamos más rápido  hija, y total, se consume antes de que pongas la carne.  Ponemos el carbón. Cuidado que asfixias la llama, que si se apaga a ver como separamos otra vez el carbón ya en caliente. ¿ Queréis porrón? Jo, nos tenéis secos a esta y a mí.  Las barbacoas de Nacho no son de cerdo. Quita, quita, eso es muy castellano. Aquí en Cataluña se lleva más el cordero y el pollo. Hay tortas por las "mitjanes de xai". A mi me gustan, claro, pero son taaaaaan caras y se quedan en ná y a veces se churruscan de más y parece que te metes un palillo de fusta en la boca. Pero claro, yo, es que soy muy gitana rubia.

Este domingo inauguramos temporada de barbacoa. El maestro será Marcelo. Argentino afincado en mi pueblo. Invita a todo el que tenga coche para subir a Olessa y corre la voz tan rápido por Gavá que dentro de nada podría vender tickets si quisiera el tipo.  Yo estoy soñando desde ya con el domingo y con si me dejará meterle mano a las pinzas de la carne para darle la vuelta y ver si ya están hechas o no y Marce ¿quieres un traguito de las estrellas que ha traído el Carpio?

Post dedicado a Silvia y Ana que son muy pesadas, la verdad.   

martes, 5 de marzo de 2013

Días piano, esperanzas de sol



Hoy en Gavá hace un día de esos que parece que estás inmersa en la peli del piano. Todo gris, todo mojado, llueve a cubazos sin parar, el cielo está triste, mi alma melancólica y estoy por desvestirme a ver si aparece Harvey Keitel a darme un repaso para alegrarme el día. Harvey aparece, me ve pegada al teclado, lanza un “benosdiasss” (parece portugués) y se mete en la ducha. Me pregunto si en Canarias están todo el día de farra de contentos porque hace sol o si a pesar de no tener este infierno triste también se les contagia de los peninsulares. Creo recordar que en verano también hay días malos que no ayudan y entonces me acuerdo que el sol lo tengo yo. A mi amigo Javier le encanta esto de que me haya tragado un sol y lo saque cuando me van las cosas cuesta abajo. Le encanta en sentido metafórico por que no lo entiende. Yo siempre he sido de un humor muy negro a lo Pepe Rubianes pero últimamente este humor, aunque me hace sonreír de medio lado, no me saca de la cuneta. Me tengo que sacar yo. Y ahí estamos, mi negro, mi lluvia y mi sol interior dale que te pego para hacerme sonreír.

El domingo me leí El País versión papel de abajo arriba. Desde que tengo uso de razón sigo el ritual del siguiente modo. Miro la portada, leo lo que me interesa, le doy la vuelta al periódico y me leo la contraportada. Allí empiezo a pasar rápidamente las páginas de tele y de deporte. Me paro en los titulares del Betis y del Barça y me entero de que hemos perdido otra vez. Sonrío pensando en que mi amigo Javi no se ha metido conmigo en el Facebook debido a la segunda derrota seguida del Barça y me pregunto si tiene razón cuando dice que antes, cuando no saludaba al sol cada mañana, yo, era más divertida. 

Este domingo me entero con horror que un jugador de primera división allá por los noventa se ahorcó en su garaje tras haber revelado su homosexualidad. Me cuenta Elvira Lindo (la siempre ocurrente Elvira Lindo) que en Nueva York donde mejor se come es en su cocina (y no lo dudo). La gran Maruja Torres se disculpa con un lector por “alardear” de los vuelos que toma para ir a Roma ahora que la gente no puede ni pensar en lo que cuesta un Easy Jet (aprovecha Maruja en el mismo artículo y me da una lección de por qué escribe “Mirar, y ver lo que veo, provoca dolor. Escribir es el bálsamo, es la alegría de compartir”).  Comparto “Que no dimitan” de Javier Marías en Facebook a través de mi amigo Ivo, un magnifico resumen del añito que estamos políticamente pasando.

La sorpresa viene en mi última lectura. Mi última lectura al leer de atrás adelante es la página 2. Internacional. Casi nunca leo "Internacional". Es el final y tiene que ser muy interesante para que me enganche. Pero esta vez, la página 2, me ha servido de sol en el invierno. El titular no me llamó mucho “El virus de Grillo amenaza con contagiar Europa” pero luego decía “El Movimiento 5 Estrellas desembarca en el Parlamento italiano con jóvenes profesionales que pretenden inspirar una revolución civil más allá del populismo de su histriónico líder”. Os dejo el link para los interesados. Y otro más de la página 3 sobre el mismo tema.

Si los italianos, es más si los sicilianos, a pesar de su Berlusconi y de su corrupción y de su mafia, han conseguido que el 25% del país vote a una formación que no se nutre de políticos y con sus 54 senadores y 108 diputados van a intentar dar un giro a la oligarquía que les gobierna, entonces, los españoles, podemos. El movimiento 5 Estrellas intentará “meterle mano a leyes como la fecundación asistida, que el gobierno se desvincule de la iglesia, luchar contra las nucleares o la privatización del agua, subir las penas a los grandes evasores fiscales, hacer política para traer de vuelta a los jóvenes talentos italianos, acabar con los grandes asesores y directivos encargados a dedo y superremunerados” (texto sacado de Lucia Magi, El Pais domingo 3 de marzo 2013) y un largo etcétera. 

Yo no quiero votar a algo así en España. Yo quiero formar parte de algo así en España. Llorando y quejándome no estoy logrando nada. Nada más que pena y amargura. No voy a volver a votar a Rubalcaba, ni a Chacón, ni a Pere Navarro, ni a Joan Herrera. Quiero alguien que me represente. Y ellos no me representan. Quiero luz en este país de lluvia que nos está ahogando.

Que tengáis buenos pensamientos y palabras adecuadas.