martes, 20 de mayo de 2014

Fin de ciclo

Como el Barça. Creo que al final nunca hablé del Barça, que cosas, con lo que me gustaba, con lo por culo que di con el tema en el instituto y en el facebook, y en Inglaterra. Probablemente por eso me gustaba. Por el por culo que se da con el fútbol. Probablemente por eso me ha dejado de gustar. Ya no soy tan porculera.

Empecé a escribir en este blog a modo de diario y terapia en septiembre del 2012 porque no sabía como hacerlo y tenía la necesidad. No solo de escribir y dar rienda suelta a mi ego creativo sino de expresarme, de gritar, de hacerme notar, de plantar los ovarios "oye, tú, que estoy aquí, cojones", de encontrar consuelo mundano y multitudinario aunque fuera a costa de airear los trapos en el patio de la corrala.

Os encontré a vosotros, queridos compañeros y en el camino me fui encontrando yo. No es que me hubiera perdido, no, pero no me acababa de hallar bien, bien, que se diga. No es que ahora esté para dar ejemplo de nada pero el medio sosiego en el que me encuentro en la actualidad me otorga la soberbia de poder alzar el sombrero como los caballeros de la antigua usanza por que no hay necesidad de seguir.

Adiós, damas y caballeros, hasta más ver. Gracias por lo entregado hasta cuando no sabíais que os dabais, por el amor, sobre todas las cosas,por las risas y el calor. Por que un océano, dos estaciones y y cinco horas de descuadre no han hecho que me améis menos ni me acompañéis peor. Al contrario. A mi amado Carlitos, a Enrique, Gioa, Alejandra y Astrid Adlercreutz, a Jaume LLosa, a el gordo Kury, a las niñas canibalas veganas capitaneadas por Lucy, Susan, Ivanna y Vero-Anna, a mi hijo argento y a los queridos Gavi y Luis Fe gracias por demostrar que lo virtual puede llegar a ser más cercano que lo real. Que no hay que tocar para amar. Que la química a veces es el papel de pantalla. Que las palabras y el corazón se ven y se entregan. Que los sentimientos mueven mareas y que la luna es igual para todos y, a veces, podemos verla juntos.

A los de aquí gracias por darme calor virtual y ser tan bonicos de espíritu como para querer compartir una cerve con Pere Gila. A S. Silvia, a Stu-Helena (aún me debes una quedada en el Zurich), a Carles Gisbert y a el otro Carles, a mi Nirmala bonita, a Angel en el exilio, al Sr Escasi, a Tamara en las islas y su valor ante la vida, a Scott y su guitarra, a Lady Marquin, a Alvarito Feliz, al Sr Casarrubix, a la Kotelos, a Kaixo Kristi y su mermelada de moras, a Rafel, a Josito desde Tarragona que me comparó a Kerouac, a mi Trinity y su corazón de melón, a mi eterna Mari de Moral, a Vane i el seu cor d´or, a Pizpi y la paciencia, a Sandruska, a mis tíos y mis primos que me leen y me escriben y a los que me quieren y me piensan que son todos, a Xavi desde la india y su cita en Sant Jordi, a tantos y tantos anónimos en lo público y no en lo privado pero que os voy a dejar así por que así lo decidisteis y finalmente a mis padres. Mi madre siempre me critica los post por guasap, ella tan moderna. Mi padre oficialmente no me lee, pero me piensa, así que me vale casi como si lo hiciera. Los dos me hicieron amar la lectura y la escritura de la manera que mejor se puede hacer. Leyendo y escribiendo. Y mirándolos de niña aprendí a hacerlo y quererlo.   

A todos adiós. Ya no necesito a Pere Gila. Ha sido un placer crecer y caminar de su-vuestra mano. Espero poder seguir como Ana Cruz creciendo y caminando y escribiendo otras cosas no tan de patio pero igualmente de amorosas. Las necesito.

Gracias por leer. Nos encontraremos. Jo em vaig a viure. Crec que ja em toca.

Pere Gila

La entrada que os debía

Os debía esta entrada desde el mes de septiembre del año 2012. Porque desde mayo de 1973 os tengo presentes como pelos de mi cabeza, granos de mi culo, venas de mi brazo, uñas de mis pies, huesos de mi cuerpo y gases de mi barriga. Me soportáis, me corregís faltas ortográficas, me inspiráis, me amáis, me hacéis de reyir, me regañáis, sus reis de mi y me amáis ¿Ya lo había dicho? Si, probablemente, pero es que amarme es lo mejor que sabéis hacer. Incondicionalmente.

Cada uno de vosotros me ha dado consejos y me ha escuchado y me ha secado las lágrimas y me ha contado confidencias y me ha dicho "hijaaaaaa Anaaaaa" y me ha acompañado en noches de soledad solitaria y ha bailado conmigo hasta caer reventados sin avergonzarse ni una mijita de como nos miraban los demás, y se ha avergonzado de mi y aún así ha saltado al vacío por mi, y ha amado a mi hijo como a si mismo, y me ha defendido hasta lo indefendible y me ha comunicado en un aparte "aquí t´as pasao" y me ha amado incondicionalmente ¿Ya lo había dicho? Si, probablemente, pero es que es lo que mejor sabéis hacer. 

Hoy uno de vosotros me ha hecho de espejo. En dulce y firme. Como otras muchas veces. Como habríais hecho cualquiera de los otros tres. Y he colgado sin decirle que le quería mucho. Que le quiero mucho. Que sois mi vida más preciada. Que gracias a papá y mamá por teneros. Porque sois lo mejor que han hecho esos dos, y mira que han hecho cosas buenas, pero los niños Cruz Morci son raza aparte.

Gracias por ser parte de mi. Gracias por hacerme ser mejor persona y mejor hermana. Gracias por la confianza y todos los motes ridículos que me habéis puesto a lo largo de toda mi vida. Por los peillos y las peleas, por los calcetines en el pasillo, por los portazos y las pelis de vídeo, por la música y los libros, por los paises semanales y las pelis de antena tres, por la princesa prometida en año nuevo, por los colacaos por la nariz, por el amor y por el aguante. Porque me queréis incondicionalmente aunque os de vergüenza reconocerlo y amarme con esa locura que os caracteriza a los cuatro. 

Pero eso ya os lo he dicho, ¿verdad? Odio repetirme.

Os quiero gordos apestosis