miércoles, 16 de enero de 2013

De profesión: Tabernera


En mi oficio, lo que siempre me gustó más, es el vacile de la barra. El calor de hacerle sentirse bien a alguien al mirarle a los ojos y servirle una copa.  Tenía 19 años la primera vez que me puse detrás de un grifo de cerveza junto a mi amiga Marian. Fue todo una casualidad.  O no.  Aquel día Borja se puso enfermo y no se encontró otro sustituto a tiempo.  El destino nos es propicio y nos pone delante piedras para que aprendamos a saltarlas.

Cuando era pequeña era muy torpe. Aun hoy lo sigo siendo.  No coordino bien, lo que se dice físicamente.   Mentalmente soy otra cosa. Tengo unos amigos (catalanes cachondos) que me llaman "Ana Pum" porque siempre me caigo.  Tropiezo. Y me levanto. El ser camarero, para mi, era más inalcanzable que ser astronauta de la NASA.  Ese llevar la bandeja con una sola mano.  Ese pegar el codo a las costillas en angulo de 90 grados. Desenroscar la Larios con la mano libre y servirla con alegría.  Sin salpicar.  Sin medrar.  Sonriendo a la concurrencia.  Con el piropo a punto en los labios y la gracia en la lengua.  Con la memoria de las copas pedidas y la asignación siempre correcta de las mismas.  Me maravillaba con 10 años, con 13 y con 19.

Aquel día un novio tabernero me dio la oportunidad (lo mejor que me enseñó en toda nuestra relación) y nos puso a mi Mari y a mi detrás de la barra del único bar que estaba abierto (como en una canción de Sabina).  Yo lo pasé fatal.  Mari, que es una inconsciente, supongo que menos. Lo mejor, pasado el susto inicial y desbordando más de una coca-cola y muchas cervezas, fue que, el tabernero, nos pagó.  Lo habríamos hecho gratis.  Pensamos. Lo sé, se adelantó él. Me habéis salvado el pellejo con mucha gracia y esto es lo que vale.   

Quedé bautizada y probé otras barras.  Desde entonces hasta ahora más de 20 años han pasado.  He sido maitre, responsable de sala y friegaplatos, pero siempre, siempre, incluso hoy en día, la barra es mi perdición.  Pasar la bayeta cuando alguien te incomoda y ves una mancha donde no la hay es mi gran manera de hacer mutis por el foro.  Servir bien.  Servir rápido.  Regalarme en cada trago.   Para que te lleves un Dyc-cola y una de mis sonrisas junto con la promesa de darte más si vuelves.  Y mis clientes vuelven.  Ya lo creo.  Es mi gancho.

Será mi ego, pero en eso lo tengo muy inflado. Porque yo lo valgo.  Porque yo lo puedo.  "Soc la crack" de las barras del lugar y hoy.... hoy... abriría una taberna...

Post dedicado en la noche a una estrella que me anhela.  No es tú tema pero es mi beso de buenas noches para ti, mi Lady. 

Foto tomada en el Pabellón del Espejo, Madrid el 16 de enero de 2013 

8 comentarios:

  1. Te leo y anhelo volver a ser camarera... Barra, guay... Sino, lo q toque.
    En eso coincidimos cuñá, me da tanto gusto como se lee en ti.
    Como me gustaría tener mi negocio de hostelería... Ay...

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    1. Yo creo que es posible, querida Trinity, lo del negocio de hostelería, eso si, dedícate a la barra y no hagas más alfajorcitos. Se me van a indigestar. Con mucho amor, aun desde tu patria de adopción, la madriles (como me llama mi amiga Mónica Jofre)

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  2. Me recorren tantas lágrimas y tanto hipo que casi no podia leerlo, precioso mi lady, tan precioso como tu, " Porque tu lo vales. Porque tu lo puedes. "Eres la crack" de las barras del lugar y hoy.... hoy... si abrieras esa taberna..." yo estaría ahí contigo sirviendo en esas barras de marmol, con esa sonrisa que tienes que te has tragado un sol, Ana, cada dia escribes mejor, mas ameno, mas de risa, mas de sonrisa, tus post huelen y saben, he tocado la balleta, y he probado esa cerveza, eres una genia!!

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    1. Es el amor lo que te hace llorar, hipar y tocar la bayeta haciendo mutis por el foro. Yo, si tuviera ese bar te tendría en la puerta diciendo "Hola, ¿que tal?" y sonriendo con tu pelazo y tus ojos, y luego corriendo a cocina pero sin que se note que corres a reclamar las bravas y diciendo por favor y gracias como solo tú sabes hacerlo. Esa educación que tienes chutada en vena, se te refleja en la mirada. Te quiero Lady

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  3. ¡Que bonito bar!... Acuerdate que tenemos un "café"pendiente.

    Sabes, yo tb hice durante una temporada muy corta de lavaplatos en el Panchito de Vico... ¡hasta para eso hace falta arte...!... y una graciosa, graciosa, pues no.

    Bienvenida a tierras catalanas.

    Silvia.

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    1. Molt bunic, la verdad... Tú en el Panchito, ¡como no!, adoradora de lo mejicano. Y tú tienes mucho arte Silvia. En cuanto te lo creas te volverás hasta graciosa, ya verás. El café será caña en mi caso pero le permito el no alcohol a usted si fuera menester. Aun ando por la capital del reino y en nada me planto en el Prat. Respirando humo contaminado de boina Madrileña y feliz y nostálgica a partes iguales. Dicotomía de libra, que le voy a hacer. Besos mil.

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  4. Pues yo también he sido siempre torpona (aunque oyes, que a veces es más que te ponen la etiqueta desde niña y esa ya no te la quitas, con lo que se convierte en una pescadilla que se muerde la cola y se retroalimenta), así que, al igual que tú dices, el oficio de camarera me da muuucho respeto, me parece complicadísimo y poco asequible para mí (mira que he hecho de casi todo en esta vida). No soy capaz de llevar una bandeja ni de retener lo que va a tomar cada cuál (ni de coña, vamos). Eso sí, también he estado detrás de una barra (la de la Pizzeria de mi tio) y muchísimo mejor, oyes. La barra tiene su cosa, te da cierto poder y seguridad. En la Pizzeria de mi tio lo pasaba bastante bien trabajando, vacilando con los compañeros (a muchos los conocía de casi toda la vida), escapándome a la cocina a por alguna aceituna o pan de ajo... Tomando de estrangis un chupito de Baylis (bueno, una era la sobrina del dueño!) y Coca Colas a mogollon.
    No cuentro como termina la historia, porque bien bien no termina. :-)
    Muakis

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    1. Hombre, yo sigo siendo torpona pero bandeja ya llevo, jajaja, claro que tengo que comer de ello. Como se nota que la pizzería era de tu tío y tu eras jovencita, madre mía, veo el recorrido de la barra a la cocina a comer y encima chupando del Baileys. Normal que no me cuentes como termina la historia.... jejejejej

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Muchas gracias por tu comentario perejilo!!! Abrazos cibernéticos :)

Pere Gila