martes, 9 de junio de 2015

Te necesito, Mike


Vengo de un fin de semana intenso. Precedido por una semana intensa, la verdad. Unos cuatro meses bastante intensos. Unas estaciones digamos... intensitas. Unos años muy, muy intensos. Van para treintaytantos años que diría el gran Sabina de la voz ronca y el corazón desbocado.

La foto es de ayer lunes. Luc venía muy Sabinero de todas las emociones del fin de semana, intenso, tras sus ocho años de juerga intensa en la vida que le ha tocado. De pronto oye a sus espaldas "Luuuuuuc!!!!!" y se gira y ahí se encuentra con esa cara salá que le ha dao la naturaleza y el haber respirado el primer aire en Madrid. El Pableras. La cara de mi hijo fue la felicidad plena. Primera vez en dos años que haciendo la misma ruta para ir al cole nos tropezamos con ellos por el camino. Tenía que ser ayer, claro está.

Este sábado el Barça ha jugado y ganado la copa de la champions. Aquí camina mi hijo cruzando el paso de peatones mientras su amigo Pablo, mochila del Madrid a rastras, vigila por los dos que no vengan coches antes de que yo misma pueda hacerlo. Se cuidan. Se protegen. Se quieren. Viendo a estos dos caminar y respirar juntos pensé en la alegría de Pablo el año pasado al ganar su equipo la décima y en la de Luc al ganar la quinta este. Ellos no saben de copas en colores o no. Ellos saben y gustan de futbol y deportividad.

Me sirve esta foto cuasi anónima que raya en la protección de datos, en plan robado de paparazzi, para ilustrar mi post de hoy.

Podría ser respeto, podría ser amor, podría ser amistad, pero es necesidad. Luc me pide: "porfavor, mami, porfavoooooor!!!!" ir al parque a ver a Pablo. O que yo vaya a ver a mi amiga (su madre) con tal de verle. Tiene necesidad de Pablo. Me lo pide. Sonríe al pedírmelo. Si no puede ser no pasa nada, la vida sigue, pero... me gustaría tanto. Y al rato pinta,o patea el balón, o bailamos en el salón, o me acompaña al super que no tengo cereales de los que te gustan para el desayuno, hijo.

Los niños piden. Los niños dan. Los niños quieren. Los niños necesitan. Los niños comunican. Nosotros, los no niños, lo hacemos fatal. Unos piden mucho y necesitan mucho y no quieren ni dan nada. Otros lo hacemos al revés. Pero en el fondo todos queremos y todos necesitamos. Solo tenemos que abrir la boca para decirlo. Si la persona a la que queremos o necesitamos no puede estar por nosotros no debería pasar nada. Aunque no nos quieras nosotros a ella si. Deberiamos poder decírselo. Aunque no puede estar en nuestra necesidad, nosotros la necesitamos. Deberíamos poder decírselo. Porque nunca, repito, nunca vamos a saber a ciencia cierta (la ciencia aún no predice el futuro) lo que esa persona va a ser capaz de darnos. Lo mismo ese día tiene cereales, y ha pintado y ha pateado el balón y tiene un huequito libre para estar con nosotros, cogernos de la mano y echarse unas partidas a la Wii. Otro día tendremos la inmensa suerte de hacer un quid pro quo Clarisse y devolverle la jugada de amor. 

Sed valientes. Pedid. Gracias a todos los que estuvieron por mi este fin de semana y este comienzo de semana intensito también, para que lo vamos a negar, pero muy en particular a tres tíos estupendos con sus risas de tíos, sus cosas de hombres y su comunicación tan transparente que han hecho que quiera ser como ellos. Al pan, pan, y al vino, vino. Te necesito

Feliz martes de guerra y feliz vida.