viernes, 30 de noviembre de 2012

Navidad, Navidad, dulce Navidad....


Siempre me ha gustado la Navidad.  Cuando era pequeña más, la verdad.  Creo que porque la disfrutaba y no la analizaba, aunque oía en conversaciones de los mayores que "la Navidad es triste" o "se echan de menos a los que no están".  Cuando era niña mi principal motivo de alegría era no tener colegio y poder estar en casa sin hacer nada más que jugar y mangonear a mis cuatro hermanos. El verano es muy largo y al final aburre pero la Navidad es corta. Justo cuando se empieza a poner mal, allá por el 3 o 4 de enero van y vienen los reyes como puntilla final.

Para mi la Navidad era el momento de bajar a Jaén y que no hiciera calor y comer muchas, muchas cosas ricas.  La mayoría guardadas bajo un pañito en una bandeja de alpaca en la parte baja del armario del salón de casa de mi abuela Felisa o de mi tia Tere.  Cargada la bandeja de bolas de coco para mi hermana Cristinilla, alfajor caserísimo para los mayores, hojaldrinas de las de panadería para Carmen y su dedo chupador de azúcar  mantecados de huevo para mi y el resto de cosas y todas las nuestras para el ratón de mi hermano Eduarditogüevofrito.  A Andrés (mi hermano pequeño) no lo recuerdo comiendo mucho, pero lo cierto es que no comía ni en Navidad ni cuando no lo era, por eso mi madre le daba Desarrol que a mi primo Luis Felipe le había ido muy bien, decía mi tía Luisa, pero los genes de Andrés no iban a resultar ser los mismos que los de Luisfe.  Volvíamos cargados de chorizos de matanza, aceite, alcaparrones para mi madre (a los demás no nos gustaba a ninguno), patatas de Casa Paco para mi padre (o eso creía él que luego nos las comíamos nosotros) y una mezcla de olor a gasolina de la época (que entonces olía más), sudor de niño fogoso, y comida andaluza contundente.  A 60km por hora por la autovía de Andalucía un Madrid muy frió y muy luminoso nos esperaba a los 7 con los brazos abiertos.  

Con mis dos familias, la materna y la paterna, comíamos mucho, cantábamos una barbaridad y los niños jugabamos hasta caer rendidos.  Nosotros eramos cinco, pero por parte de madre eramos 17 primos y por parte de padre 11.  Los juegos,las injusticias, las rendiciones, los sobornos, los besos, las peleillas, los "Eduardito me ha pegadoooooooooooooo", estaban normalmente asegurados.  Y en Navidad más.

Con la edad llegó la adolescencia y los primeros novietes asomaron las cabeza muy precavidamente y en uno y otro destino (Jaén y Madrid) tuvieron que aguantar chanzas y bromas demostrando correa en dos familias matriarcales a la Española los hombres y las mujeres ser merecedoras de los "nuestros".  Más guapos no hay ninguno.

Yo adoro a mis tías y mis tíos y a mis abuelos, tres de los cuatro los disfruté hasta estar entrada en la adolescencia y por corriente de simpatía amé a mis primos y primas.  Todos me enseñaban en cada momento que podían que el amor, la risa y el perdón eran las armas de mis dos familias tan dispares a la vez pero tan iguales.

Hoy, a dos semanas de la Navidad, cuando ya solo me queda una abuela y vive en Málaga y yo en Barcelona, cuando mis padres ya no están juntos y mis tios y primos andan por toda la geografía española, hoy, estoy triste.  Y... luego sonrío  y recuerdo que lo más importante que tengo son todos ellos y que si cojo el teléfono y llamo a cualquiera, pero a cualquiera de ellos, sonreirán, me demostrarán lo que me quieren y la alegría que les da el que les haya llamado y entonces me daré cuenta que esta Navidad, aunque no esté cerca físicamente de muchos de ellos, todos, todos, estarán siempre espiritualmente conmigo.  Y yo tengo que ser capaz de enseñarle eso a mi hijo Luc.

Feliz Navidad a todos

Foto del belén de mi casa del año 2010 con "cielo" pintado por Luc



jueves, 29 de noviembre de 2012

El invierno del mundo, de Ken Follett



Yo, a Ken Follett, lo tenía atragantado.  Para empezar ese nombre, Follett, que no haré las gracias facilonas pero todos lo tenéis en mente (menos los catalanes ya que follet es un duende).  Y Ken es un nombre varonil al que, gracias a nuestra amiga Barbie, no tenemos ninguna mucho aprecio.  Últimamente Toy Story 3 hizo algo en el favor de los Ken del mundo marcándose un baile con pase de atuendos, más o menos masculinos, memorable.  Para seguir que allá por los noventa todo el mundo te daba la paliza a todas horas sobre si te habías leído o no el novelón de “Los pilares de la tierra” y ponían los ojos en blanco cuando decías que no y que además no lo pensabas leer porque tenias al Follett atragantao.  No lo entendían. Y yo me enfurruñaba aún más.  Yo era (soy, pero menos) muy enfadica.

Un día estando sola y aburrida en un verano tostón, alguien me lo pasó (creo que fue Mari) y no me quedaron muchos argumentos y si muchas horas de tedio y me lo empecé a leer.  No recuerdo el año ni las circunstancias.  Recuerdo el  momento en el que el Sr Follett me enganchó.  Fue cuando, tras una descripción muy minuciosa y realista a lo escritor histórico que se ha empollado unos buenos tochazos idem, y que me tenían medio aburrida medio interesada (soy muy, muy de la novela mágica-espiritual-carnal de los escritores hispanoamericanos), mi amigo Ken, narró el parto de la mujer de Tom (es al principio, no voy a hacer ningún spoiler muy grave) y describió unos paños muy particulares y su forma de usarlo.  Me pareció tan tierno.  Tan poco masculino y tan poco yankie.  Miré la solapa del libro y sonreí.  Ken es Galés.

Ahora todo el mundo está dando la matraca con “Los pilares de la tierra”, otra vez, pues el año pasado emitieron una serie en televisión basada en el libro que no está mal del todo.  He de reconocer que tras mi espanto inicial ante la idea, me enganché.  Mis amigos Ana y Javier a través de Facebook comentándola on-line hacía que la disfrutara aún más.  Ya sé que on-line no es lo mismo que con tus amigos en el sofá y unas cervezas y patatas fritas (yo no como palomitas) pero con 40 años, un hijo de 5 y viviendo en ciudades distintas, Facebook, me proporcionaba esas noches unas risas muy cómplices con mis dos amigos.

La segunda parte de ese libro, “Un mundo sin fin”, engancha sobre todo porque Ken continua muy bien las tramas a lo patio de vecino y sabes lo que le pasa a todo el mundo veinte años después.  Siempre se carga a alguien importante y siempre violan a la más guapa, orgullosa y valiente y esta luego toma venganza de una manera nada sanguinaria pero a veces muy cruel.  Vamos lo que nos gustaría a todos.  Pero no es ni la mitad de bueno que el primero.  Se deja leer.

A diferencia del cine que ya no hay nada que merezca la pena ver, con los libros, pasa al contrario.  Sí que hay mucha basura con grandes inversiones en marketing que si no te los lees no habrá cambiado tú vida, pero en general, como no es el negociazo del mundo ya que la gente cada vez lee menos libros, al lector, le cuelan menos porquerías que al espectador.

Cuento esto por que Ken no es García Márquez.  La verdad es que no le llega ni a la suela de los zapatos y ¿entretiene? Pues sí, mucho. Quitando las muertes un poco sin ton ni son y el tono un poco machista disfrazado de progre, he de decir que las novelas entretienen y enganchan.  En una dura noche de invierno bajo las mantas ¿qué más quieres? (bueno, si, puedes querer a Dani Mateo que he visto en mi anterior post que este despertaba pasiones de uno y otro calibre)

Me acabo de terminar el magnífico “El invierno del mundo” regalo ansiado de mi cumpleaños regalado por mi Mari Carmen.  Es el segundo libro de la trilogía “The Century” (El Siglo).  El primero es “La caída de los gigantes”.  La trilogía tienen chicha y trama, mucha trama.  Desde la primera guerra mundial y la revolución bolchevique, Ken te guía a través de la segunda, la guerra civil y el nacimiento de la desastrosa bomba atómica para acabar con la guerra fría y el final del siglo XX.   ¿Lo mejor? Te lleva de la mano de cinco familias, abuelos, padres e hijos.  Las familias son: una galesa (como no, querido Ken), una estadounidense, una inglesa, una rusa y una alemana.  Hay políticos, soldados, mineros, nobles, bastardos, vamos, cocktail completito.

¿Merece la pena? Leer, siempre, merece la pena, aunque solo sean los twits de mi amado Dani, pero chicos… démosle a la vida un poco más de valor y memoria.  Sobre todo memoria histórica.  Nos hace falta recordar mucho lo que otros, nuestros abuelos y padres, han pasado. ¿Qué coño es eso de no ir a votar?, en fin que me desvío del post.  Buena lectura a todos

Imagen sacada de http://properaparadacultura.blogspot.com.es/2012/09/el-invierno-del-mundo-ken-follet.html

viernes, 23 de noviembre de 2012

La lista de Ross


Lo primero que he hecho antes de empezar a escribir el post es buscar la foto del mismo y he de reconocer que he estado un buen rato, no porque no supiera qué poner (era obvio que Viggo era EL CANDIDATO) pero ¿Con cual de las fotos de Viggo quedarme?.  Está tan, pero tan bueno, que el escribirlo me pone mala perdida.  Los rubiejos con ojos azules no son lo mio para nada.  Me aburrí de ver todas las mañana a mi hermano en casa.  Para mi es mucho más exótico el varón patrio (y no me refiero a Rajoy o Artur) me refiero a los morenazos, picarones de ojos oscuros y franca (o no) sonrisa. Para muestra un botón, finalmente me arrejunté (no casada, sorry) con uno que casa con la descripción.  

¿Qué hace Viggo aquí? Viggo es el primero de mi lista. Si hombre, la lista de famosos. ¿No sabéis de qué lista os hablo? ¿No habéis visto Friends? ¿Como es posible? ¿Cuantos años tenéis?. En un episodio de Friends, Ross, uno de los protagonistas, ve en una cafetería a Isabella Rossellini y le pide a Rachel, su novia en ese momento de la serie, que si se puede acercar a ella porque, aunque ya no está en su "lista" había estado hasta que la sacó por culpa de Chandler.  Os dejo aquí un link del vídeo por si lo queréis volver a ver o por si nunca lo visteis (merece la pena)

El caso es que Viggo es mi número uno de la lista.  Si me lo encuentro en un bar y me lo ligo, quiero decir, no me lo ligo, él va y se acerca a mi, yo le gusto un montón, insiste e insiste y entonces, mi marido (mi arrejuntao pero por mi madre digo ya marido) me deja irme con él por que está en mi lista. La verdad sea dicha, antes no estaba. Hay dos cosas que le han catapultado al número uno.  La primera la escenaca de la escalera de la peli "Una historia de violencia" con Maria Bello (no os pongo el vídeo por que no lo he encontrado) y la segunda: Ariadna Gil. Si están juntos y ella vive aquí, tal como diría Chandler, Viggo ha pasado de ser internacional a ser local.  Genial!!

Cuando no existía mi marido yo ya hacía listas en mi cabeza. Con quien mi iría un rato tal cual me mirase. El primero de todos fue James Dean.  Si, está  muerto, pero cuando una tiene 17 años lo de los muertos o vampiros importa muy poco, que se lo digan a la chica de la saga Crepúsculo.  James Dean me duró hasta poco antes de finalizar el instituto cuando me dí cuenta que con chicos muertos más valía no entablar relaciones.  Pasé por Woody Allen (pensar que si hasta su hija se ha liado con él tiene que ser tremendo), Antonio Banderas (bah, no os riáis os hablo de la época de "Átame"), Tom Cruise de cuando "Top gun", Brad de "Thelma y Louise" (¡la virgen santa! ¿eh chicas?), Rober y Paul de "Dos hombres y un destino" (bueno estos me gustaban como hombres genéricos pero no como para irme con ellos una noche si no para ver muchas de sus pelis, una cosa rara), Bruce de "Luz de luna", Pierce Brosnan de "Remigton Steele" y un sinfín más.

Os habréis fijado que los famosos con los que desaparecería del planeta cuando era más jovencita, por unas horas, eran todos, toditos actores. Vamos que aquí no teníamos un Kennedy patrio que nos pusiera candongas a las de mi edad (Suarez pilla muy lejos y tenía un look de antiguo que tiraba para atrás).  En la actualidad, y a lo que va el post y os interesa a todas, queridas lectoras y a todos, queridos famosos que me seguís (por si estáis en la lista), mi plastificada inamovible es la siguiente:

  1. Viggo
  2. Punset
  3. Jordi Évole
  4. Pablo Motos
  5. Javier Bardem

Bueno Pablo es coña, para que os rierais un rato.  Odio a Pablo Motos.  Con lo que me gustaba en la radio, que cosas.  Hay gente que no debería salir en la tele.  Mirad a mi pobre Iñaki Gabilondo.  En fin, la lista en serio

  1. Viggo
  2. Dani Mateo (me pone tonta, tonta, tonta)
  3. Pep Guardiola (aja!! lo habéis flipado eh?, Pero imaginaros que le gusto....)
  4. Eduardo Noriega 
  5. Javier Bardem
Se que es una lista muy rara pero cosas que tiene una. Soy rara. ¿Y las vuestras? ¿Cuales son los macizorros de vuestras vidas? Por cierto no voy a desvelar su lista entera (no sea que alguna se apunte) pero curiosamente la número uno de la lista de mi marido es... Jennifer Aniston (la Rachel de Ross). Va dao. Es internacional y no pasa por aquí ni así la fiche Porcelanosa. 


Fotografía sacada de http://www.scifiworld.es/noticias.php?id_noticia=9412

viernes, 16 de noviembre de 2012

Amigos, parte II


En el último post os contaba mi nuevo concepto de la amistad y en este os voy a dar ejemplos de lo que la gente ha hecho por mi.  No están todos por que no habría tiempo en el mundo para escribirlo y leerlo ni tampoco está todo.  La memoria es selectiva y además no es la intención de este post.  Este post es para agradecerles, a los que salen en él, alguna de las cosas que han hecho en este presente o hicieron por mi en un pasado lejano. Yo las percibí como desinteresadas o al menos nada les dí en aquel momento en contrapartida.  No pareció importarles por que a todos, hoy en día les sigo considerando amigos míos.

Lo que indico de ellos no es lo que más me impresionó (a veces si) pero es algo que les hace especial y que solo ellos han podido hacer ya que todas las personas somos muy iguales y a la vez muy diferentes.  No pongo apellidos para preservar su intimidad pero ellos saben quienes son.  Las anécdotas de mis queridos familiares no salen aunque, todos y cada uno de ellos son grandes amigos míos.  Gracias de corazón

A Marcelo y Alicia por su paseo en coche y las invitaciones a todos los asados que celebran. A Jose por aguantar a Luc el niño "eléctrico" con gran simpatía. A Patricia por regalarnos a Edu y a mí un día maravilloso en Besalú con Paquita dejándonos ser desde ese día parte de su familia.  A Jorge por bailar con mi marido y sustituirme en mitad de la plaza de Torre LLuc mientras yo iba al baño durante la clase de merengue. A Nacho por ser el proveedor gratuito y oficial de los cristales familiares y ser consejero matrimonial bilateral. A Olga por descubrirme Crepúsculo y regalarme a Aleix. A Vanessa por describirme profesionalmente como si fuera ella misma y conseguir que un cliente suyo, solo por eso, me contratara a mi. A Carles por el catalá y por preparar una barbacoa para tres invitandonos a su paraíso particular. A Mónica y Robert por los globos que me hincharon el día de mi primer cumpleaños en Catalunya en el salón de su casa cuando acudí a ellos por que no quería dormir sola. A Sandra, Pau, Albert, y Charlio por estar el día que cumplí 40 años a mi lado. 

A Kaixo Kristi por el primer Cola-Cao que me regaló en su casa en Manchester en una noche muy fría y muy triste para mi cuando apenas me conocía y todos los demás a lo largo de nuestras vidas (el último hace unos meses en el País Vasco). A Juanjo por ser el padre de Camarón y de todas nuestras futuras mascotas. A Belén por los tres libros del curso pasado junto a su sonrisa y su lectura de mi blog en secreto. A Silvia por ser la fan numero uno del concurso de Catar Trufas en Facebook cuando no tenía Facebook y animarme siempre, continuamente a seguir escribiendo. A Raquel por Kanebo y un bocadillo de atún para mi Luc donde puso todo el amor por nuestra amistad. A Esther por su genuino interés en todo lo mio y su perenne sonrisa cuando está a mi lado. A Diego por regalarme el mote Wonder Pretty y elevarme a la altura de las "más mejores" camareras tras la barra de todo Manchester de su mano. 

A Angels Nirmala por descubrirme que hasta Vodafone puede ser una puerta para el cambio y desde entonces yo soy otra y mi vida también. A Montse por su corazón de oro y apartar un puñado de miniquiches de los clientes para mi Luc en los eventos. A Fernanda por cederme los juguetes y la ropa de Lucas tan bien cuidada y con tanto cariño para que la luzca mi hijo como la lució el suyo. A Javi por enviarme una gallina de trapo tan perfumada y con tanto amor en la caja que fui la envidia del pueblo entero de Fredericktown, Missouri y por presentarme a Cote. A Cote por desvirtualizarse con tanta gracia en uno de las cafeterías más feas de Madrid y ser tan importante en mi día a día ortográfico.  

A Marian por las dos mil pesetas y una vida que no se me acaba con ella. A Sonia por dejarme entrar en su oficina y en su vida más privada. A Miss Lui por ser la segunda madre de Luc y mi mayor apoyo en los mejores meses de mi vida. A CLC por brindarme su casa sin conocerme siquiera y a Kat por adaptarse las dos tan bien al caos de mi vida sin protestar y con una sonrisa. A Xavi por ser la primera persona que creyó en mi y en mi catalán y por regalarme mi primera rosa de Saint Jordi en Manchester cuando ni sabía la historia de aquel que mató al "drac".  

A Alvaro por ir el último junto a mi en el camino de Santiago a pesar de estar yo refunfuñando de principio a fin de cada etapa de que podía ir sola y sin compañía. A Rafa por ser la nueva Mary Poppins de Luc. A Tania y David por incluirnos en todos sus planes aunque no vayamos a muchos, no desfallecer y hacernos sentir parte de su familia. A Javier, mi psicólogo Argentino particular que me ha enseñado a que HAY QUE HABLAR. A Mónica por cederme su casa de Manchester y su vida entera cuando más lo necesitaba. A Sandra, Cristina, Brianda y Mónica por ser mis primeras lectoras tan agradecidas, tardes enteras en la biblioteca de la UAM. A mis Mari Carmenes por ser las dos mi luz en Gavá antes que yo misma lo supiera.  Una guardiana de mis llaves, la otra paz y amor y abrazos a mogollón. A Eduard por alabar mi profesionalidad desde una posición privilegiada y bailar conmigo "un corazón partio". 

A Ana, mi lady, por descubrirme que la amistad no es ir a un cine, tomar unas copas o cenar juntos, sino estar, no siempre, pero si a veces al lado de los que nos aprecian y tenerlos en nuestros pensamientos.

Mi pensamiento es vuestro y durante estos diez días estas, y otras muchas anécdotas vuestras, me han hecho reír al  recordaros y volver a disfrutad de todos y cada uno de vosotros.

Con amor, vuestra amiga, Pere Gila

Amigos


Llevo diez días seguidos trabajando entre diez y doce horas diarias sin tiempo para comer apropiadamente, dormir a mi hijo con amor, ver la tele con sosiego o contestar a los guasaps que un@s y otr@s me mandan y con amor me reclaman "¿Qué es de tu vida que estás desaparecida.....?".  Unas cosas me hunden más que otras (las pocas horas que les dedico a los hombres de mi casa) y algunas me elevan a alturas insospechadas por mí hace solo dos meses. 

"¿Esta semana no tenemos post?".  La persona que me envió hace dos días este guasap, no sólo me sigue, además, le gusta seguirme y me anhela.  "Hinchá" como un globo me dispongo hoy en mi primer día de "descanso" merecido del congreso a intentar escribir el post de la amistad que me ha estado rondando la cabeza estos diez días.

Vivo en un pueblo de, según la wiki, 45.000 habitantes.  Me he quedado helada cuando he tirado la búsqueda en google pensando que serían 9.000 máximo.  Eso denota lo malísima que soy en cálculos de personas por metro cuadrado (casi tanto como el Ministerio del Interior de no importa qué partido o cualquiera de las Delegaciones de Gobierno de este, nuestro país).  Cuento esto (lo pequeño del municipio donde vivo, no el que no sepa calcular habitantes) porque hace diez días volvía molida y sin coche desde Barcelona, me bajé en la parada del tren y me fui a buscar, azuzada a través del guasap por mi marido, la compra de la semana al LIDL (sitio que odio y que da para otro post más adelante)

Compré más de lo que pueden sufrir mis brazos y menos de lo que me hacía falta y me equivoqué al girar en la calle (vale, además de no saber contar no se diferenciar entre izquierda y derecha cuando estoy cansada) y al calcular la distancia de la parada más próxima del autobús (VALEEEEEE, soy una puta negada para todo!!!!!).  Me fui para donde no era y al cabo de los 50 metros tenía las bolsas rozando con el suelo de lo que se me habían alargado los brazos.  La mirada se me emborronaba (¿Se puede decir esto Kote? (editado a las 17.13)).  Los pelos se me caían sobre los ojos y la nariz (nota mental de aquel momento: tengo que ir a la pelu o comprarme una puta diadema).  El moquillo de las 20.30 de la nit me resbalaba por la punta de la nariz. 

Aggggggggggggggggggggggggggg, que mierdaaaaaaaaaaaaaa, como odio a mi marido y a la madre que pario al inventor del guasappppppppppppppp.  En ese fatídico momento si veo un taxi lo paro y me gasto lo que me había ahorrado en el asqueroso LIDL.  Pero como el universo aprieta y aprieta pero no ahoga y me estaba mirando en ese momento, oí un chirriar de frenos y un coche se paró a mi lado en la zona más oscura de la carretera de Santa Creu de Calafell, Gavá, y una ventanilla se bajó.  Miré al interior (no reconocí el coche ni las personas) y puse cara de "Vale, si me vas a atracar tendrás que tirar mucho de las asas por que se me han solidificado a los dedos".  Ellos (los ocupantes del coche) sonrieron.  "¿Ves Marce?" Dijo ella "Es Ana." Me miró y sonrió y sonreí y me dijo "Le dije a Marce "mira esa señora, la pobre, arrastrando las bolsas de la compra"" Aquí pensé en dejar de sonreírle por lo de "señora pobre" pero su sonrisa me impidió tomarme nada a mal.  "Pero si es Ana!!" Habían girado en la siguiente rotonda, me pillaron y me exigieron que me montara en el coche.  

Esto a vosotros no os parecerá para tanto pero Marcelo y Alicia tienen 4 niños.  Uno iba en el coche.  Eran las 20.30 de la noche e iban a buscar a su hijo mayor a Castedefells (el pueblo vecino) que salía del entrenamiento de futbol (editado a las 17:15).  No tocaba para nada que pararan a por la chalada de la señora de las bolsas, la subieran a su casa (en la otra punta del pueblo) y bajaran otra vez a la carretera de Santa Creu de Calafell para ir a por su hijo.  Pero lo hicieron y aquel día (casi lloro en el coche dándoles las gracias. Debieron pensar que estoy más zumbada de lo que ellos ya pensaban pero había tenido un día muy largo y mi marido... ah! eso ya lo he contado) me subí a casa pensando que esto en Barcelona o en Madrid no me hubiera pasado y que qué buenos era Marce y Alicia.

Medité a las 07.00 horas de la mañana siguiente en el tren camino de Barcelona sobre la amistad que tenía con Marce y Alicia y empecé a darme cuenta de que cuando te preguntan de joven (luego la gente no hace esa gilipollez de pregunta) qué cuantos amigos tienes pero amigos de verdad, ante la presión dices lo de "Se pueden contar con los dedos de una mano".  Bueno pues yo tengo muchísimos amigos.  Tengo una suerte bárbara, la verdad, como ya os conté, pero no me había dado cuenta de la cantidad de gente que me estima, me quiere, me aprecia, que en definitiva, es amiga mía. 

Por lo tanto me he dedicado esta semana a escribir en un papel una cosa por la que tengo que dar las gracias a cada uno de mis amigos para hacer un post sobre ellos y para enseñaros a vosotros (amigos algunos, lectores desconocidos otros) lo feliz que debemos estar de tener gente a nuestro alrededor que un día se paren y sólo porque te estiman, den la vuelta a su coche/vida y pierdan unos minutos de su valioso tiempo para entregároslo a vosotros. 

Con amor a Marce y Alicia que sé que no me leen pero me aprecian.

El otro post sobre las gracias particulares está en camino

Foto de Joan Cortadellas de El Periódico http://www.elperiodico.com/es/noticias/sociedad/los-angeles-prohibe-bolsas-plastico-super-1828421

lunes, 5 de noviembre de 2012

Trabajo por dinero


Y con ese dinero vivo.  Bueno, podría vivir sin dinero y no tendría que trabajar, lo cual estaría bastante bien.  Confío que con el tiempo y una caña todo se andará y al final de mi vida lograré vivir sin trabajar y el dinero me importará un autentico "penis" (ahora los niños no dicen "pito" como cuando yo era chica y en catalán "pene" me suena más fino.  Cosas de los idiomas).

Mientras llega ese momento y para pagarme las cañas y otras cosas: trabajo.  La primera vez que me dieron dinero por lo que hacía fue a los 14 años y fue la vecina del 4ºD que tenía cuatro niños contando el mayor cinco años.  Temblarías, pensareis, pero no.  Yo ya tenía cuatro hermanos y un porrón de primos con lo cual lo apabullante del tema no era que tuviera que cuidar cuatro renacuajos mientras su madre se iba a cenar con su padre sino que me pagaran por ello.  Temblor de gustirrinín que se dice.  Dinerete para mi sola sin tener que justificar en que me lo gastaba.  En aquella mi primera entrevista de trabajo (venía yo recomendada por el portero) a parte de otras cosas me salió decirle a la entrevistadora (la madre de cuatro) "y, sobre todo, no se preocupe que mi madre es enfermera y está en el 3ºD".  No se muy bien como me salió esta frase pero a la mujer le gustó (se rió) y me contrató.  Estuve cuidando a los León hasta casi la universidad (la mía, no la suya).  

En esos años di clases particulares y cuidé muchos más niños en Caleruega 51 hasta que un día, como un favor personal, pues había fallado un camarero en el local de un conocido, mi amiga Marian (la de las dos mil pesetas de "A la vejez viruelas") y yo, nos pusimos detrás de la barra de un local.  Acabamos más bien que mal, nos pagaron y las dos descubrimos a la edad de 19 años que íbamos más hacia taberneras (expresión de mi padre que hoy en día aún usa para referirse a lo que hago) que hacia dependientas o "lo del retail" (que se dice ahora).

En aquella época con que alguien me mirara y pensara "mira, esta no es muy tontucia", me ofreciera trabajo (el que fuera) y me pagara "algo" por ello, a mi, ya me estaba bien.  Con la edad y el trabajar en diferentes ámbitos y círculos empecé a querer que ese alguien me dijera que qué bien que hacía mi trabajo.  Soy muy perfeccionista y más simple que un cubo a la hora de recibir halagos, por lo que si mi jefe tenía ojo con decirme que aparte de rubia era listísima me tenía dos horas más trabajando "by the face".

Siguió pasando el tiempo y los trabajos y me seguí perfeccionando en lo de tabernera más que en lo del retail y un buen día me planté.  O tengo un contrato (si chicos, hasta entonces nadie pagada IRPF por una servidora) de una duración determinada o no me muevo.  Y debí ser buena o todos se plantaron a la vez pero lo conseguí.  Fue en Inglaterra.  También conseguí un buen-mejor horario, un buen-mejor servicio (pasé los viernes que eran un infierno de estar en "sala" a en "barra" con mi super Dieguito que me bautizó como Wonder Pretty para siempre jamás) y un bastante-mejor salario por hora.

Al volver a España tenía muchas cosas clarísimas de como se negociaba un trabajo y de que el salario no lo es todo.  Hay muchas cosas "intangentes" en un contrato laboral tan importantes como el dinero.  La pausa para comer, o que te dan de comer, o el horario flexible de entrada y salida o que si tu doblas turno hoy otro día salgo antes y otro dos horas después por que soy flexible y muy buena y tú como jefe también lo eres.  Llegué aquí y patapám, en todas las narices.  Aquí te estrujan como un limón y no te dan ni las gracias.  Bueno las gracias si pero a esas alturas de mi vida se las podían meter por donde les cupieran.

Acabé trabajando por cuenta propia por que: No me pagaban suficiente para mi conocimiento, ni me daban las horas libres necesarias tras trabajar 14 horas un día, ni me daban de comer rico, ni los compañeros hacían piña, ni me enseñaban nada más que yo no supiera ya, así pues ¿Por qué que trabajar para otros?

Esto fue en el año 2004 y ahora, ahora todo es muy distinto.  Pero yo no soy la misma tampoco: soy mejor, por que sé latín (que decía mi madre) así que como me siguen sin pagar lo que valgo ni valorar lo que hago, ahora, solo trabajo cuando yo lo digo por la tarifa que yo valgo.  Ea.  A ver si me dura la chulería Madrileña un poco más y se acaba la crisis de mier-coles esta que se me está atragantando un poco.

Bona nit, descansar y mañana currar (ojalá podáis)