martes, 29 de octubre de 2013

"No parar mai de ballar"


Aterricé en tu casa una noche de otoño, justo como ahora. Me recogiste del Copacabana, el bar chileno mancunian que regentaban Juan (One) y Sara. Esa tarde anochecida inglesa en la que nos conocimos, mis ojos me delataron y te acercaste regalandome tu frase mágica: "Tengo cola-cao en casa ¿quieres venir y te hago uno?". Dije que si. No podía decir otra cosa. El cola-cao en Inglaterra no se daba. Una paz como la tuya tampoco me llegaba en aquellos días.

Vivías con ¿Ben y Maria? en una calle de un barrio de donde había salido una Spice Girl. No se si la mala o la tonta pero era un barrio si no de alta "qualité" de alta tasa de divertimento y humanidad. Recuerdo la entrada y que tu cuarto era el gabinete o salita de recibir de los ingleses. Según entras, en la planta baja, a mano izquierda. Con esos ventanales en redondilla como si vivieran en un castillo aún. Románticos y bonitos los ingleses de nuestra vida.

El cola-cao me sentó no bien, lo siguiente. Y tú te convertiste en mi amiga. Esa noche dormí en tu habitación en el colchón destinado a las visitas. Con el tiempo fuiste compañera laboral, compañera de casa y compañera de vida. Pero, amiga, amiga lo fuiste desde el momento en que me ofreciste tu bote de cola-cao en aquel bar donde yo reinaba tras la barra.

El finde de mi 42º cumple has recorrido nuestra España querida desde Eibar a Gavá, escalando en Barcelona y Vitoria, por aire y tierra, en horarios intempestivos solo para darme "musua bat" (un beso).  Ver tu cara de Paco Martinez Soria en el abuelo va a la ciudad al bajar del autobús del aeropuerto llegando a Plaza Cataluña y echarnos a reír fue todo en uno. Que abuelas estamos, por dios, dijimos. Con lo que hemos sido.

Esos días en casa, encuentro con el niño eléctrico incluido, fueron el mejor regalo que me podías haber hecho en tu vida. Venias para estar. Para tocarme y para verme.  



Nos regalamos: un paseo por el mar de Gavá; otro por donde estaba el pabellón 4 de Pere Gila que ha desaparecido junto con mis notas en sus tiestos; un aperitivo de patatas nuevas en la rambla de Gavá; hinchadas de terraza por el día y por la noche; un vino de mi bodega favorita con conversación interesante con el tabernero incluida en blanco y fresco para hacernos las adultas dejando esa noche la cerveza de lado; unas cervezas especiales el resto de los días para celebrar que estábamos juntas; comida vegetariana todo el tiempo (menos el atún aquel en la ensalada aquella en el restaurante al que nunca volveremos); cocinamos juntas la cena de mi cumpleaños para mis amigas y unos bailes en el salón de mi casa como cuando trabajábamos en el Copa con Maria Jimenez y Ray Barreto en destacables.

Pero lo mejor de todo han sido esas conversaciones. Ese desmigar el planeta tierra y nuestros amores. Nuestras familias y las plantas del caserío. Tu perro y mi madre. Tú Euskera y mi trabajo. Era como si el tiempo no hubiera pasado y volviéramos a tener veintitantos años. Sólo hubo una cosa. Una en la que el tiempo si nos ha cambiado. Solo una. Me lo dijiste en la terraza una mañana post desayuno. "Vaya, maixtia, ahora lloras tú. Jajaja. Cuando vivíamos en Manchester yo era la llorona. Tú nunca llorabas" "¿Ah no?" Te pregunté anegada en lágrimas y sonriendo "No. Bueno, alguna vez, pero era muy raro verte llorar". "Pues que bien que ahora lloro. Que burra era entonces ¿no?" 

Me alegra saber que he cambiado para mejor y que lo que nos mantenía unidas, aquel cola-cao, sigue estando presente en nuestras vidas. Te dejo la foto que más me gusta de esos días. No estamos maquilladas, ni la ha hecho la fotógrafa oficial, ni tiene retoques, ni filtros de instagram, ni siquiera tiene marco. A ti se te corta la cabeza. A mi se me adivina un granito, pero, querida Kaixo-Kristi, aquí, en medio del Garraf, nos queremos mucho

Bihotz eskerrik asko zu adiskidetasuna (y espero que el traductor que he elegido haya acertado)


A los demás quereros mucho, mucho y sobre todo decíroslo los unos a los otros. Que lo sepan los que están a vuestro lado. Sin amor nada vale y si os lo guardáis se pudre. Y, como me dijo en aquel cumpleaños en Manchester el fotógrafo oficial de mis años allá, de la foto que que ilustra el post: No dejéis nunca de bailar.

6 comentarios:

  1. Si no lo decís nadie os echa más de 30... No hay nada como ser feliz, reir y estar al lado de una persona querída para que uno rejuvenezca...

    ¡Felicidades de nuevo por tu cumpleaño!. Te deseo un año maravilloso y especial.

    Silvia

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    1. Gracias Silvia. Mucho y muy buenos deseos he tenido este cumpleaños de mucha y muy buena gente. Tendré que hacer los honores y no defraudar...

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  2. Que bonitoooo!!
    Brindo por vuestro ColaCao y vuestra amistad, con mi ColaCao (que yo tambien tengo, mi madre me envio como para 2 anyos). :-)
    Y que no decaiga!

    Muakis

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    1. Brindo por ti Stu, y por tu ColaCao, y por tu madre que está ojo avizor ;)

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Muchas gracias por tu comentario perejilo!!! Abrazos cibernéticos :)

Pere Gila