sábado, 5 de diciembre de 2015

De familias, soledades y navidades


En los televisivos, inocentes (para mi) y españoles años 70, que es cuando yo me inicié en las ventanas exteriores a mi mundo, la soledad en Navidad no existía. Todo el mundo tenía una familia más o menos amplia en números, más o menos ruidosa en hacerse notar, más o menos avenida en saberse callar.  Fue una peli americana la primera que puso una ventana fea en mis navidades infantiles. No recuerdo el título ni momento, no se si fue la angustiosa "Que bello es vivir", lo que si recuerdo es el recuerdo. La sensación gris y fría del blanco y negro. El sonido metálico, seco y preciso del doblaje. Las miradas extrañas de incomprensión de los personajes hacía la cámara o la nada pues nada es lo que había en sus habitaciones. Recuerdo alcohol y miseria. Y recuerdo como lo peor del mundo, la tristeza. 

Nadie quiere ser un triste. Y menos aún un niño. Desde pequeño te machacan con lo de "pues ya verás cuando crezcas. Total "solo" tienes que ir al cole y sacar buenas notas. Es tu única responsabilidad". Si eres un triste en esa edad piensas que además, encima, eres un imbécil, pues la vida es una mierda, lo que llega luego debe ser de suicidio colectivo. Los "mayores" están hechos de acero para los barcos para sobrevivir a la adultez. Eso piensas. Así que sacas sonrisa de dientes apretaicos de guasap y si algún adulto se atreve a mirar en tus ojos de charco y te pregunta "¿Te pasa algo?" agitas la cabeza muy rápido y dices nada, sonríes y giras el culo y te enfilas hacia el final del pasillo cantando como si estuvieras feliz y dejando a ese adulto murmurando "Vaya. Me tocó la esquizo"

Últimamente avanzamos un poco con eso de "lo que debe ser" y estamos entrando todos en terrenos de "lo que puede ser". Todos no. Hay gente muy piedra sin conciencia ni corazón ni falta que les hace piensan ellos. Espero que desaparezcan ya de la faz de la tierra y se lleven su grisor a más allá de los allendes mares. Películas como la última de Pixar "Del revés" (Inside out) nos dan (les dan) otra imagen de la realidad, un "Vaya, tristeza, soledad y alcoholismo no siempre van de la mano. Ni siquiera soledad y tristeza".

He aprendido a verme mirándome estos últimos años en momentos de magnifica tristeza estando con 40 personas a mi alrededor con soledad profunda. Me he visto fisicamente aislada riendo sin parar o plácidamente encamada durante un domingo entero gocheando en la cama con libros, te, galletas y pan con aceite, tomate y sal, un buen puñao de capítulos de series on line y levantarme al lunes siguiente en la dicha más absoluta. He conseguido zafarme de ¿Con quien pasas el fin de semana? ¿Qué hacemos este fin de semana? y que la respuesta "con nadie" o "nada" sea de victoria y no de fracaso.

Cumpleaños, navidades, san valentines y demás fechas sociales forzadas siguen acechando nuestra alma infantil. Uno no sabe cuando nació si no fuera por sus padres. Los cumpleaños te los celebran y no los celebras. Te obligan a pensar que el 22 de octubre es mágico de algún modo sólo porque llegaste. Pero de todas las fechas del mundo, la de el día, o noche, de Navidad es la más cabrona. Todo el mundo feliz por ahí, en casas de otros o en la propia (horror). Con gente hasta el reviente de la mesa auxiliar del saloncito. Sentados en taburetes de cocina o incluso en tronas del Ikea recicladas. Bebiendo hasta el coma hepático. Llenándose de grasa animal hasta la obturación sanguínea. Gastando los dineros que no se tienen en cosas que no se quieren y menos se necesitan. Cantando mal y pasando mucho, mucho frío por el camino (es una noche mu jodia para el frío, al menos en este lado del planeta). 

La de años que he dicho, este año no voy. No organizo. Este año no salgo. Digo que estoy mala. Me invento un plan alternativo. Prefiero un domingo tonto y malo con mi hermano Andrés de aperitivo en un bar guarrete de Montjuic que una Navidad con su pre stress, su stress y su post stress sentada a su lado sin que me mire. En aquel domingo nos amamos mucho más que en años enteros de Navidades.

Las expectativas de los otros son lo que nos joden vivos. Sed claros y suaves a la hora de explicarse nos hace más libres. Yo ya no como pavo relleno en Navidad. Otros no han vuelto a pasar una cena de navidad con ninguno de sus cinco hijos desde que se separaron y ha parecido "normal". Otros se han debido forzar a estar presentes (no estar presentes no cabe en los cálculos) mientras abren regalos todos los familiares y ellos no abren ninguno pues se han negado a participar en el ritual. Aguafiestas nos llaman si lo traemos a colación. Fingir y apretar los dientes es lo que se nos da bien. 

Yo ya no quiero ser la niña esquizo. Prefiero ser la adulta chalada. Estoy mucho más hecha a ese papel ya y sobre todo... soy mucho más feliz. Solo me apena la pena que pueda causar en otros mis acciones, pero, eso, tampoco es entera responsabilidad mía.

Sed felices, os lo merecéis. 




2 comentarios:

  1. Eso de, no es entera responsabilidad mía, de una forma u otra, siempre lo es. Responsabilidad etimológicamente creo que significa, dar una respuesta con eficacia, o dar respuesta a los compromisos.
    Por lo que leo, tú ya has dado una respuesta sobre cómo te posicionas. Y además, la parte que no te gusta sólo te falta afrontarla con, la característica que más nos gusta de ti, la dulzura y el amor.
    Sobre la soledad, por lo poco que te conozco la llamaría solitud, ya que tú la has elegido y has decidido estar en tu espacio. Soledad es cuando vas al hospital y no tienes a nadie a quien llamar, ni explicarle cómo te sientes y por tanto, eres consciente que has perdido toda conexión con el entorno. Sabemos que ese no es tu caso.
    Así que felices fiestas, disfruta de Andrés el 24 es un tío grande, el 25 ojo con las espinacas, disfruta también de la familia en el cierre del año. Y a quienes no vayas a poder ver los días señalados, llámales y diles que les echas mucho de menos. Qué importa lo que te contesten, lo importante es que sepan que tienes reservado un espacio en tu corazón, y si por casualidad se siente solos en algún momento, que pueden acudir ahí para refugiarse. Y si practican la solitud, como tú, siempre podréis cogeros de la mano y pasar el día juntos.

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  2. He encontrado a faltar una pequeña cosa:
    "Amen. Mucho. Como siempre y para siempre sin tilde."
    Fdo: F.B.

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Muchas gracias por tu comentario perejilo!!! Abrazos cibernéticos :)

Pere Gila